Si me permitís un recuerdo que yo tengo del Practicante...
Siendo una rapacina, se me empezó a mover un diente, que ya le tocaba caer, pero después de varios días que no acababa de ceder y ya me dolía un poquillo, una tarde, mi padre dijo, "espera que esto lo arreglamos ahora".
Me bajó al bar de Tino Viñayo, y allí había varias mesas con partida (sí, de aquello se juntaban varias). En una de ellas estaba, como siempre D. Herminio, ya jubilado, echando la tarde.
Le contamos lo que pasaba, y le faltó tiempo para levantarse y decir que en seguida volvía para seguir la partida. Fuimos a su casa, me dio un pinchacito en la encía, y dijo que en lo que tardaba en hacer efecto la anestesia, tenía que volver a terminar la partida, que le estaban esperando.
Para hacer tiempo, nosotros bajamos a la gasolinera, y en los diez-quince minutos que tardaríamos en volver ya estaba él de nuevo, con los artilugios preparados y esperándonos en la puerta, para sacarme aquel dichoso diente rebelde, que no se hizo más de rogar, y salió a la primera.
Siendo una rapacina, se me empezó a mover un diente, que ya le tocaba caer, pero después de varios días que no acababa de ceder y ya me dolía un poquillo, una tarde, mi padre dijo, "espera que esto lo arreglamos ahora".
Me bajó al bar de Tino Viñayo, y allí había varias mesas con partida (sí, de aquello se juntaban varias). En una de ellas estaba, como siempre D. Herminio, ya jubilado, echando la tarde.
Le contamos lo que pasaba, y le faltó tiempo para levantarse y decir que en seguida volvía para seguir la partida. Fuimos a su casa, me dio un pinchacito en la encía, y dijo que en lo que tardaba en hacer efecto la anestesia, tenía que volver a terminar la partida, que le estaban esperando.
Para hacer tiempo, nosotros bajamos a la gasolinera, y en los diez-quince minutos que tardaríamos en volver ya estaba él de nuevo, con los artilugios preparados y esperándonos en la puerta, para sacarme aquel dichoso diente rebelde, que no se hizo más de rogar, y salió a la primera.