EL camino del Molino, nunca, nunca lo han limpiado, aquí somos nosotros, los que tenemos que barrer, cortar los espinos y todo lo que salga hacia el camino. Y no digamos esa pequeñita plaza que está delante del Molino, que la mayoría de las veces aparece llena de botes de bebidas, bolsas de patatas, y un largo etc... Nadie la limpia, y tenemos que hacerlo los que vivimos: Unas veces son Kiko y Olga y otras mi hermano y cuñada. Y así el resto del pueblo.