La muerte es siempre inoportuna. Siempre nos parece que llega
demasiado pronto. Asistí al funeral de Conchita, a su despedida… y como yo
simplemente me limito a caminar como se transita por los sueños
–observándolo todo pero sin tocar nada- os voy a contar cómo viví esa
despedida.
A la una de la tarde, Conchita emprendía el último viaje por el
pueblo.
Y en esta ocasión no iba sentada junto a Gemma. ¡Cuántas veces las vimos
darse una
excursión por el pueblo, repasando cada
casa familiar,
estimulando
... (ver texto completo)