LA BELLEZA Y LA FEALDAD. Una tarde de verano la belleza paseaba por un precioso paraje al lado de un rio. Hacia mucho calor, por lo que decidio desnudarse y darse un baño. Antes, dejo su bonita ropa de seda sobre la hierba. Por allí también estaba caminando la fealdad con sus ropas sucias y harapientas. Al pasar junto al rio, se despojo de sus ajadas apariencias, las dejo sobre la hierba y se zambullo en el rio.
Estuvieron ambas chapotenado divertidas hasta que la fealdad salio. Cuando llego a la orilla y comtemplo las preciosas ropas de la belleza, decidio vestirse con ellas, dejando en su lugar sus antiguas prendas. Una vez lista, siguio su camino.
Mas tarde, cuando la belleza decidio salir del agua, comprobo que su compañera de baño se había llevado su ropa recién estrenada y había dejado prendas viejas y sucias en su lugar. A pesar de esto, viendo que se hacia de noche, se vistió igualmente y siguió su camino entre montañas y valles.
Desde entonces, cuentan los sabios que, en este mundo en el que vivimos, las apariencias a veces engañan, puesto que hay rostros bellos que esconden una gran fealdad, mientras que hay otros no tan agraciados que pueden ser extremadamente bellos en su interior.
Estuvieron ambas chapotenado divertidas hasta que la fealdad salio. Cuando llego a la orilla y comtemplo las preciosas ropas de la belleza, decidio vestirse con ellas, dejando en su lugar sus antiguas prendas. Una vez lista, siguio su camino.
Mas tarde, cuando la belleza decidio salir del agua, comprobo que su compañera de baño se había llevado su ropa recién estrenada y había dejado prendas viejas y sucias en su lugar. A pesar de esto, viendo que se hacia de noche, se vistió igualmente y siguió su camino entre montañas y valles.
Desde entonces, cuentan los sabios que, en este mundo en el que vivimos, las apariencias a veces engañan, puesto que hay rostros bellos que esconden una gran fealdad, mientras que hay otros no tan agraciados que pueden ser extremadamente bellos en su interior.