Oneca Sánchez de Pamplona era hija de Sancho I Garcés de Pamplona y Toda Aznárez. Se desconoce la fecha de su nacimiento.
Se casó en torno al año 923 con Alfonso Ordóñez, el futuro Alfonso IV de León.
Tras el fallecimiento del rey Fruela II (925) se inicia una batalla por la sucesión en el trono entre los hijos de Fruela II y de Ordoño II.
Alfonso IV fue coronado como rey de León el día 12 de febrero del año 926 aunque Alfonso Froilaz continuó refugiado en territorio asturiano, en el que había permanecido desde que había sido expulsado de Galicia por Sancho Ordóñez, hermano de Alfonso IV.
Onneca falleció en el año 931, aunque se desconoce su fecha exacta de defunción. Tras este suceso Alfonso IV decidió abdicar del trono y retirarse a un monasterio.
Sus restos mortales fueron trasladados al desaparecido monasterio de Ruiforco (Ruiforco de Torío), donde también había sido enterrado su esposo, el rey Alfonso IV de León. Posteriormente, el rey Alfonso V de León ordenó trasladar los restos mortales de todos los miembros de la realeza sepultados en el monasterio de Ruiforco a la Basílica de San Isidoro de León, donde fueron depositados en una fosa común ubicada en un rincón de una de las capillas del lado del Evangelio, junto a los de otros monarcas leoneses.
Se casó en torno al año 923 con Alfonso Ordóñez, el futuro Alfonso IV de León.
Tras el fallecimiento del rey Fruela II (925) se inicia una batalla por la sucesión en el trono entre los hijos de Fruela II y de Ordoño II.
Alfonso IV fue coronado como rey de León el día 12 de febrero del año 926 aunque Alfonso Froilaz continuó refugiado en territorio asturiano, en el que había permanecido desde que había sido expulsado de Galicia por Sancho Ordóñez, hermano de Alfonso IV.
Onneca falleció en el año 931, aunque se desconoce su fecha exacta de defunción. Tras este suceso Alfonso IV decidió abdicar del trono y retirarse a un monasterio.
Sus restos mortales fueron trasladados al desaparecido monasterio de Ruiforco (Ruiforco de Torío), donde también había sido enterrado su esposo, el rey Alfonso IV de León. Posteriormente, el rey Alfonso V de León ordenó trasladar los restos mortales de todos los miembros de la realeza sepultados en el monasterio de Ruiforco a la Basílica de San Isidoro de León, donde fueron depositados en una fosa común ubicada en un rincón de una de las capillas del lado del Evangelio, junto a los de otros monarcas leoneses.