Tras el análisis y limpieza del gallo y su soporte se decidió llevarlo a un lugar seguro en el museo del claustro, dándole un ambiente atmosférico adecuado y protegiéndolo en una vitrina, con el fin de que los investigadores y aficionados puedan contemplarlo con comodidad. En su lugar se hizo una réplica fundida en bronce y con una capa de oro que es la que se subió a las alturas de la torre