ORO Y CENIZA. Habia un comerciante rico y avaro que un dia encontró su oro convertido en ceniza. Se afligio tanto que se fue a la cama, rechazando todo alimento. Un amigo, enterado de su enfermedad, fue a visitarlo y comprendio la causa de su dolor. Le dijo entonces:
-No hacias buen uso de tus riquezas. Por eso cuando las amasabas no eran mejores que la ceniza. Ahora, escucha bien mi consejo: extiende una alfombra en tu bazar, pon encima de ella esta ceniza y finge que haces comercio.
El rico comerciante hizo lo que le había aconsejado su amigo y, cuando alguien preguntaba" ¿Por que vendes ceniza?", el respondia:"Pongo en venta mis vienes".
Un dia paso por allí una niña huérfana muy pobre y sin ninguna codicia en el corazón. Viendo al comerciante en el bazar le dijo:"Señor, ¿por que ha reunido aqui tanto oro y tanta plata para venderlos?"."Si quieres, puedes llévate un puñado de oro y otro de plata. Te los regalo", respondio. Ella cogio un puñado de ceniza que, enseguida, se convirtió en oro.
Esta parabola budista nos enseña que, para quien tiene las manos puras, la ceniza se convierte en oro y, para quien tiene codia, el oro se convierte en preocupación y amargura.
-No hacias buen uso de tus riquezas. Por eso cuando las amasabas no eran mejores que la ceniza. Ahora, escucha bien mi consejo: extiende una alfombra en tu bazar, pon encima de ella esta ceniza y finge que haces comercio.
El rico comerciante hizo lo que le había aconsejado su amigo y, cuando alguien preguntaba" ¿Por que vendes ceniza?", el respondia:"Pongo en venta mis vienes".
Un dia paso por allí una niña huérfana muy pobre y sin ninguna codicia en el corazón. Viendo al comerciante en el bazar le dijo:"Señor, ¿por que ha reunido aqui tanto oro y tanta plata para venderlos?"."Si quieres, puedes llévate un puñado de oro y otro de plata. Te los regalo", respondio. Ella cogio un puñado de ceniza que, enseguida, se convirtió en oro.
Esta parabola budista nos enseña que, para quien tiene las manos puras, la ceniza se convierte en oro y, para quien tiene codia, el oro se convierte en preocupación y amargura.