NUESTRO PAISANO GERARDO.
El acto más tradicional de las fiestas de León, las sopas de ajo (que este año se dan el día 27), tiene detrás a un singular personaje: Gerardo García Arias, de 91 años, con muy buena salud y un sentido del humor extraordinario, como si en su cuerpo y en sus recuerdos no hubieran dejado huella las tres guerras que le ha tocado vivir. “No me preguntes la edad que tengo, no es que no te la quiera decir, es que me acuerdo yo”.
Gerardo ostenta, casi con seguridad, el récord mundial de hacer sopas de ajo pues, al margen de las que haya podido hacer en otros trabajos o destinos, lleva 51 años seguidos siendo el encargado de tener preparadas miles de raciones para quienes celebran la noche de San Juan en la capital leonesa. “Me ha pasado un poco de todo. La mayoría de los años lo teníamos todo controlado, incluso cuando vino el Rey, pero un año el difunto Gelete empezó a hacer propaganda de las sopas en su programa y cuando nos dimos cuenta había metido más de 11.000 personas pidiendo sopas, pero bueno, de todo se sale que uno ya está trallado”.
Muchos años haciendo sopas que le han permitido algunos privilegios. “Cuando bajé al Ayuntamiento para preguntar si hacía las sopas este año y demás me dijeron que sí pero que este año, por decreto, había que rebajar el presupuesto, pero cuando vieron lo que me pagaban, nada y menos, quedaron en que no nos afectara la crisis”.
En tres guerras
Si de quien tiene experiencia se dice que está “curtido en mil batallas”, en el caso de Gerardo García la expresión sería afortunada pues en mil batallas no habrá estado pero sí participó en tres guerras, que ya está bien.
Pero eso ya es correr mucho pues antes de las guerras este leonés nacido en Canales en 1918 ya había pasado por un buen número de vicisitudes. “Mi infancia no fue de esas que les llaman felices precisamente. Con cuatro años se mató mi padre, que era minero, en un accidente en el que hubo cuatro muertos. Y los mineros de entonces no eran como los de ahora, ganaban cuatro perras y nos quedamos solos, con mi madre, y sin nada más pues la mayoría de la gente del pueblo tenía unas vacas, en nuestra casa ni eso”.
Y rápidamente explica lo que esa situación familiar provocó en su infancia. “Escuela poca y a trabajar pronto”. Así entró de pinche en el histórico hotel Oliden cuando todavía era casi un niño. “La gente del Oliden me arregló las cosas para mi ingreso en el Ejército. Estaba yo feliz creyendo que tenía un trabajo seguro y estable, que lo era, pero con 15 años me encontré en la famosa revuelta de Asturias, la Revolución de Octubre del 34. “Estaba destinado en Campomanes y viví en primera persona aquellas cosas tan terribles del Puerto de Somiedo, lo de las monjas y todo aquello”.
‘Lo de las monjas’, que dice Gerardo, es uno de los pasajes más recordados de aquella revuelta. Murieron Octavia Iglesias Blanco, de 41 años; Pilar Gullón Yturriaga, de 25 años e hija del que fuera presidente del Gobierno, Manuel Gullón García Prieto. La tercera era Olga Pérez-Monteserín, de 23 años, e hija del pintor Demetrio Monteserín, originario de Villafranca del Bierzo. “Aquello fue terrible, de una crueldad increíble. Eran unas grandes chicas, más buenas que la caraba y les hicieron de todo, lo peor. ¿Qué querían cuando lo tomamos, que les regaláramos flores?”.
Y de allí a la guerra civil. No le faltaron batallas en ella: “Me tocó Teruel, el Valle de Arán, el Ebro, la ofensiva de Barcelona... pero eres joven y lo aguantas todo”.
Tan joven y con tanto aguante que no dudó en alistarse a otra guerra, con la División Azul... en Rusia. “Aquello sí que era frío. Sólo estuve 20 meses pero se hicieron largos, nos pasó de todo, fíjate que me concedieron 15 medallas. Pero tengo para mi que quedé como congelado y por eso no envejezco, estoy en hibernación o como se diga”.
Tuvo que elegir entre ser súbdito alemán o español y dijo: “De León. Y aquí sigue, en otras mil batallas diferentes pues nunca estuvo quieto: “Fundé la primera Banda de Cornetas y Tambores de León, toqué en la Banda del Nazareno, canté en el Coro Padre Isla, fundé el Coro de la Iglesia de San Isidro Labrador... yo qué sé los conciertos que habremos dado”.
Y las sopas que habrá hecho.
El presente artículo está sacado de LA CRÓNICA DE LEÓN de ayer. Como podeis leer un auténtico personaje digno de mención. Que buen humor el suyo con esa avanzada edad y que filosofía tan inteligente de la vida. El amigo y paisano GERARDO, es un tipo de los que merecen mucho la pena, os lo puedo asegurar. VIVA NUESTRO PAISANO GERARDO ¡
El acto más tradicional de las fiestas de León, las sopas de ajo (que este año se dan el día 27), tiene detrás a un singular personaje: Gerardo García Arias, de 91 años, con muy buena salud y un sentido del humor extraordinario, como si en su cuerpo y en sus recuerdos no hubieran dejado huella las tres guerras que le ha tocado vivir. “No me preguntes la edad que tengo, no es que no te la quiera decir, es que me acuerdo yo”.
Gerardo ostenta, casi con seguridad, el récord mundial de hacer sopas de ajo pues, al margen de las que haya podido hacer en otros trabajos o destinos, lleva 51 años seguidos siendo el encargado de tener preparadas miles de raciones para quienes celebran la noche de San Juan en la capital leonesa. “Me ha pasado un poco de todo. La mayoría de los años lo teníamos todo controlado, incluso cuando vino el Rey, pero un año el difunto Gelete empezó a hacer propaganda de las sopas en su programa y cuando nos dimos cuenta había metido más de 11.000 personas pidiendo sopas, pero bueno, de todo se sale que uno ya está trallado”.
Muchos años haciendo sopas que le han permitido algunos privilegios. “Cuando bajé al Ayuntamiento para preguntar si hacía las sopas este año y demás me dijeron que sí pero que este año, por decreto, había que rebajar el presupuesto, pero cuando vieron lo que me pagaban, nada y menos, quedaron en que no nos afectara la crisis”.
En tres guerras
Si de quien tiene experiencia se dice que está “curtido en mil batallas”, en el caso de Gerardo García la expresión sería afortunada pues en mil batallas no habrá estado pero sí participó en tres guerras, que ya está bien.
Pero eso ya es correr mucho pues antes de las guerras este leonés nacido en Canales en 1918 ya había pasado por un buen número de vicisitudes. “Mi infancia no fue de esas que les llaman felices precisamente. Con cuatro años se mató mi padre, que era minero, en un accidente en el que hubo cuatro muertos. Y los mineros de entonces no eran como los de ahora, ganaban cuatro perras y nos quedamos solos, con mi madre, y sin nada más pues la mayoría de la gente del pueblo tenía unas vacas, en nuestra casa ni eso”.
Y rápidamente explica lo que esa situación familiar provocó en su infancia. “Escuela poca y a trabajar pronto”. Así entró de pinche en el histórico hotel Oliden cuando todavía era casi un niño. “La gente del Oliden me arregló las cosas para mi ingreso en el Ejército. Estaba yo feliz creyendo que tenía un trabajo seguro y estable, que lo era, pero con 15 años me encontré en la famosa revuelta de Asturias, la Revolución de Octubre del 34. “Estaba destinado en Campomanes y viví en primera persona aquellas cosas tan terribles del Puerto de Somiedo, lo de las monjas y todo aquello”.
‘Lo de las monjas’, que dice Gerardo, es uno de los pasajes más recordados de aquella revuelta. Murieron Octavia Iglesias Blanco, de 41 años; Pilar Gullón Yturriaga, de 25 años e hija del que fuera presidente del Gobierno, Manuel Gullón García Prieto. La tercera era Olga Pérez-Monteserín, de 23 años, e hija del pintor Demetrio Monteserín, originario de Villafranca del Bierzo. “Aquello fue terrible, de una crueldad increíble. Eran unas grandes chicas, más buenas que la caraba y les hicieron de todo, lo peor. ¿Qué querían cuando lo tomamos, que les regaláramos flores?”.
Y de allí a la guerra civil. No le faltaron batallas en ella: “Me tocó Teruel, el Valle de Arán, el Ebro, la ofensiva de Barcelona... pero eres joven y lo aguantas todo”.
Tan joven y con tanto aguante que no dudó en alistarse a otra guerra, con la División Azul... en Rusia. “Aquello sí que era frío. Sólo estuve 20 meses pero se hicieron largos, nos pasó de todo, fíjate que me concedieron 15 medallas. Pero tengo para mi que quedé como congelado y por eso no envejezco, estoy en hibernación o como se diga”.
Tuvo que elegir entre ser súbdito alemán o español y dijo: “De León. Y aquí sigue, en otras mil batallas diferentes pues nunca estuvo quieto: “Fundé la primera Banda de Cornetas y Tambores de León, toqué en la Banda del Nazareno, canté en el Coro Padre Isla, fundé el Coro de la Iglesia de San Isidro Labrador... yo qué sé los conciertos que habremos dado”.
Y las sopas que habrá hecho.
El presente artículo está sacado de LA CRÓNICA DE LEÓN de ayer. Como podeis leer un auténtico personaje digno de mención. Que buen humor el suyo con esa avanzada edad y que filosofía tan inteligente de la vida. El amigo y paisano GERARDO, es un tipo de los que merecen mucho la pena, os lo puedo asegurar. VIVA NUESTRO PAISANO GERARDO ¡