Yo recuerdo aquellos madrugones, con las heladas aquellas, que Brrr!
Gracias a Teresa, que todas las mañanas me decía que pasara para su cocina hasta que viéramos pasar el autobús, me quité de unos cuantos fríos. ¡Gracias, Teresa!
Gracias a Teresa, que todas las mañanas me decía que pasara para su cocina hasta que viéramos pasar el autobús, me quité de unos cuantos fríos. ¡Gracias, Teresa!
Pues nosotros nos quedábamos en casa de Tasia esperándolo, porque daba vuelta justo en la misma Calle Los Balcones. Como iba también José Mari, ya aprovechábamos. Gracias Tasia ¡
A nosotros nos cogía junto a casa de Margarita, pero como tenía que dar subir a dar la vuelta donde las gaseosas, me daba tiempo, en cuanto lo veía subir, bajar corriendo.