Mis recuerdos. Pasé bastantes veranos de niño en Castilfalé, donde era feliz conduciendo un trillo al tiempo del de mi abuelo. Cercana estaba la Torre. En esos tiempos de los cuarenta del siglo XX, existían las campanas, porque una de mis aficiones era tirar piedras en el pueblo, que tenía el suelo lleno de cantos rodados o cantos “pelones”. Llegué a dominar ese tema (sobaquillo, brazo estirado) y me gané el nombre de “rompecristales”. Una de mis aficiones cuando estaba en la era, acercarme a la Torre y tirar piedras a las campanas, para hacerlas sonar…
Buen mote jajaja.
Un abrazo.
Un abrazo.
Bueno, reconozco que era adecuado. Recuerdo perfectamente que rompí uno de la escuela y salió Don Maximino el maestro y una tía mía (Adelina) que oyó el estruendo y tuve un buen castigo... que no me hizo enmendarme de mi afición...