Tengo muchos recuerdos de la Tobas, (nombre científico Onopordum Acanthium) cosa que he sabido de mayor. Cuando tenía diez o doce años, en Castilfalé, como en todos los pueblos de entonces, había una buena cantidad de burros/as. En casa de mis abuelos no había ninguno, pero los que han vivido en un pueblo, saben que se prestaban gratuitamente al que lo necesitara. Yo he montado en ellos cantidad de veces, para traer uvas de las viñas… y sobre todo para acompañar a monjitas a recorrer pueblos en busca de donaciones comestibles. Pero había uno que era un borrico diablo. Montarme en él y ni voces, ni palos. El corría hacia las Tobas (hasta 2 metros de altura) para que me pinchara y me apeara, algo que tenía que hacer necesariamente. Y de paso, tenía la boca tan dura (es un cardo) darles buenos bocados…