Cada vez que veo las miles de fotos que he hecho desde 1956, me entra una pena que no puedo remediar. Cientos son de ella, de joven, de mayor y de anciana... ninguna del cadáver que incineré por expreso mandato suyo... ¿Como es pòsible no sentirme culpable de lo ocurrido? Algo he hecho mal cuando me decía... Estoy mal, cuando me dijo desde su lecho, come esto y aquello, cuando asomó a la puertaa para decirme, está el de Seur con un paquete llamando a la puerta... Recogí el paquete, le puse cerca de ella, resultó ser una docena de botellas de vino, de una amigo de Quintanilla de Onésimo, Epi, y que ella no llegó a ver. Cuando terminé de comer y volví a su lecho, ella estaba ya rígida... No puedo seguir...
Que pronto te has ido con ella.. mi montañero, montañero. Siempre le llevare en mi corazón.
Le echo de menos, Alejandro.