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La piedra es clave en este rincón de la Maragatería, CASTRILLO DE LOS POLVAZARES

Castrillo de los Polvazares es conocida por dos elementos. Uno de ellos es el Camino de Santiago. El espíritu errabundo de los maragatos tiene en aquellos que se dirigen a la catedral compostelana una suerte de reflejo. El Francés, la ruta más famosa y recorrida pasa por las calles de la pedanía astorgana. Un bello recuerdo camino de Santa Catalina de Somoza, Rabanal del Camino, Foncebadón, la Cruz de Fierro y más allá El Bierzo. Superar el puente sobre el Jerga y desayunar es una costumbre que ha contribuido al reconocimiento del lugar. Además, como parte del fenómeno jacobeo es Patrimonio de la Humanidad.

El aspecto más tradicional marca a Castrillo de los Polvazares. | Shutterstock
Al estar tan al lado de Astorga no muchos peregrinos llegan a la población a una hora decente para probar su otro elemento estrella. Se trata del archiconocido cocido maragato. No podía ser de otra forma, este guiso es muy particular. Como otros de su especie, se basa en unir garbanzo, repollo y productos cárnicos locales. Sin embargo, sus vuelcos se sirven al revés. Primero se toman las carnes, después la verdura y la legumbre para culminar con la sopa. Se supone que de ello tienen culpa también los arrieros.

De esta forma, el mejor plan para conocer esta bella localidad de León es llegar pronto, reservar en uno de sus restaurantes para asumir el reto del cocido maragato y dar una vuelta. Mientras se contempla el pasar de los peregrinos y se hace hambre, se puede presenciar un paisaje que deja claro por qué triunfó ser comerciante. Aunque sereno y ciertamente atractivo, la tierra no era la más productiva. Por ello los hombres se dedicaron a viajar hasta que el ferrocarril les quitó su forma de vida. Las mujeres quedaron exprimiendo con valor lo que el suelo generaba o mantenía.

La mencionada Santa Catalina de Somoza es otro ejemplo de maragatería. Siguiendo el Camino de Santiago también resultan curiosos los también referenciados Rabanal del Camino, a los pies del Monte Irago, y Foncebadón, un pueblo resucitado por el paso de peregrinos cerca de la cima. Astorga es otro lugar imprescindible. La base más obvia para una escapada que incluya a Castrillo en su itinerario es el mejor punto de entrada gracias a la A-6. Más lejos, El Bierzo o la misma León son alternativas igualmente apetecibles. Sea como fuere, la visita merecerá la pena.