Tras una penosa enfermedad, ha fallecido en Valladolid, el 19 de diciembre, el P. Isacio Rodríguez Rodríguez.
El funeral se celebró el sábado 19, a las 15,30 de la tarde, en la Parroquia de San Agustín (Paseo de Filipinos 7).
Nació en Castrovega de Valmadrigal (León) el 14 de septiembre de 1924. Hizo su profesión religiosa en 1946 y fue ordenado sacerdote en Roma en 1950. Estudió Historia de la Iglesia en la Universidad Pontificia Gregoriana de Roma, donde obtuvo el grado de Doctor en 1953.
Destinado como profesor al Seminario de Valladolid de la Provincia e Filipinas de la Orden de San Agustín, fue Regente dem estudios en el mismo de 1957 a 1963. En los años 1967 a 1970 estuvo en el Seminario de Manila como Rector y Director de Estudios.
Constituido el Estudio Teológico Agustiniano, impartió Historia de la Iglesia, además de otras asignaturas metodológicas, desde el curso 1970 - 1971. Miembro de la Junta de Gobierno (cursos 70-71 a 73-74) y, durante el cursom 1971-72, Director del Centro. Fue responsable también del Departamento de Historia desde el curso 1978-79 hasta su jubilación.
La actividad intelectual del P. Isacio se centró, toda su vida, enla investigación histórica.
Más de cincuenta libros y un centenar de artículos que avalan su reconocido prestigio internacional. Estaba considerado como una de las grandes autoridades en la historia civil y eclesiástica de Filipinas durante todo el periodo español, desde la llegada del agustino Fray Andrés de Urdaneta hasta el final de la colonia en 1898.
Dedicación, esfuerzo y erudición le permitieron llevar a cabo una ingente obra intelectual que, inconclusa como todda su obra humana, ahí queda al servicio de generaciones venideras.
El P. Isacio se sentía orgulloso de ser historiador, historiador de la iglesia, de haber sacado a la luz las gestas, desvelos, vidas, sueños... de tantos agustinos consagrados al servicio del evangelio. Ël que nunca estuvo destinado en misión viva, hizo de su vida auténtica misión al servicio de la Orden y de la Iglesia. Bien sabía él que la memoria viva del pasado acrecienta la esperanza del futro. Los sueños de antaño hicieron historia. El recuerdo de los mismos obliga a recrearlos. El olvido nos dormuría en la mas inane de los vacios.
Mantuvo la memoria. Alimentó la esperanza
QUE DIOS, PADRE BUENO, LO HAYA ACOGIDO EN SU SENO.
DESCANSE EN PAZ.
El funeral se celebró el sábado 19, a las 15,30 de la tarde, en la Parroquia de San Agustín (Paseo de Filipinos 7).
Nació en Castrovega de Valmadrigal (León) el 14 de septiembre de 1924. Hizo su profesión religiosa en 1946 y fue ordenado sacerdote en Roma en 1950. Estudió Historia de la Iglesia en la Universidad Pontificia Gregoriana de Roma, donde obtuvo el grado de Doctor en 1953.
Destinado como profesor al Seminario de Valladolid de la Provincia e Filipinas de la Orden de San Agustín, fue Regente dem estudios en el mismo de 1957 a 1963. En los años 1967 a 1970 estuvo en el Seminario de Manila como Rector y Director de Estudios.
Constituido el Estudio Teológico Agustiniano, impartió Historia de la Iglesia, además de otras asignaturas metodológicas, desde el curso 1970 - 1971. Miembro de la Junta de Gobierno (cursos 70-71 a 73-74) y, durante el cursom 1971-72, Director del Centro. Fue responsable también del Departamento de Historia desde el curso 1978-79 hasta su jubilación.
La actividad intelectual del P. Isacio se centró, toda su vida, enla investigación histórica.
Más de cincuenta libros y un centenar de artículos que avalan su reconocido prestigio internacional. Estaba considerado como una de las grandes autoridades en la historia civil y eclesiástica de Filipinas durante todo el periodo español, desde la llegada del agustino Fray Andrés de Urdaneta hasta el final de la colonia en 1898.
Dedicación, esfuerzo y erudición le permitieron llevar a cabo una ingente obra intelectual que, inconclusa como todda su obra humana, ahí queda al servicio de generaciones venideras.
El P. Isacio se sentía orgulloso de ser historiador, historiador de la iglesia, de haber sacado a la luz las gestas, desvelos, vidas, sueños... de tantos agustinos consagrados al servicio del evangelio. Ël que nunca estuvo destinado en misión viva, hizo de su vida auténtica misión al servicio de la Orden y de la Iglesia. Bien sabía él que la memoria viva del pasado acrecienta la esperanza del futro. Los sueños de antaño hicieron historia. El recuerdo de los mismos obliga a recrearlos. El olvido nos dormuría en la mas inane de los vacios.
Mantuvo la memoria. Alimentó la esperanza
QUE DIOS, PADRE BUENO, LO HAYA ACOGIDO EN SU SENO.
DESCANSE EN PAZ.