Esta consideración femenina de los
puentes es una herencia de origen
medieval.
Es el situado más al norte de los tres pasos que cruzan el Curueño. Los especialistas lo consideran anterior al bajero.
La última restauración se desarrolló en dos fases, en los años 2004 y 2010, a cargo de canteros de la zona. Incluyó la limpieza del tablero, un pavimento de
piedra sobre cama de hormigón rejuntado con mortero, una canaleta para recogida del
agua y el picado del intradós de la
bóveda.