GREGORIO GONZÁLEZ
Gregorio González, nació en Vegacervera, Provincia de León, España. Fue un hombre notable, que había sido torero en España con destacada actuación. Participó también en la guerra de Cuba, donde desarrolló sus prodigiosas habilidades para acomodar huesos dislocados, y curaciones de emergencia.
Parte en diciembre de 1888, desde el puerto la Coruña, con rumbo a Chile.
Antes de partir, había enviudado, y promete a su mujer, una mujer muy rica, Teresa Viñuela, que de igual manera se aventuraría en busca de los horizontes que se habían trazado.
Su familia estaba formada por dos hijos hombres, Eduardo y Salvador, y sus hijas, Anselma, María, Eudocia y Rosaura.
Para comprender el motivo de la toma de decisión de la familia de Don Gregorio, es preciso conocer la situación que existía en la patria de que procedían y la que había en la patria que se proponían a adoptar en la hora su decisión de partir.
Para los españoles de los siglos XVI y XVII el ámbito de Europa resultaba estrecho ya para sus ansias de dominio y aventura. El continente americano salvaje y bravío les brindaba campo fértil para poner a prueba una vez más su temple y coraje como señores del mundo.
Corren los años, las décadas y las centurias, el poder de España se va debilitando y al promediar el siglo XIX, época en que aproximadamente nacieron los hombres y mujeres que llegaron a las tierras de Lautaro, la madre patria era una débil sombra de su pasado esplendor. La inestabilidad política, el desorden administrativo, las revoluciones internas en la metrópoli y en las colonias como Cuba, Puerto Rico y Filipinas, cuya pérdida no tardaría en producirse, habían creado en el país un clima derrotista, que afecto por igual a todas las clases de la nación.
Los elementos jóvenes de las provincias, donde era más evidente la frustración, fueron los que emprendieron de preferencia la marcha a América.
Casi todos los gobiernos de los estados Americanos desarrollaban por aquella época, por medio de agentes especiales, una activa propaganda para conseguir la afluencia de colonos, que fueron personas idóneas para los trabajos agrícolas por sus antecedentes, capacidad y honorabilidad para impulsar el progreso de estos países que tenían grandes extensiones territoriales sin poblar.
Chile, que por la estabilidad de sus instituciones había adquirido antes que muchos que los otros estados, prestigio en el exterior. A la vez tenía la justa atracción por la bondad de su clima fertilidad de su suelo, y fue elegido por un grupo de españoles originarios de diversos pueblos de la provincia de León para venir a establecerse en él.
Todos ellos eran hidalgos campesinos, afincados por muchas generaciones a la tierra de sus antepasados, pero que la crisis nacional y la excesiva subdivisión de la propiedad, por la supresión de los mayorazgos, había sumido en la pobreza.
Las minúsculas fincas heredadas de sus mayores estaban muy lejos de constituir unidades económicas que permitieran subsistir a una familia.
Otro recurso era la cantidad de minas de carbón que existía en la provincia, pero su rendimiento era escaso y solo en vísperas de la Primera Guerra Mundial llegaron a adquirir verdadero auge. Ni la agricultura, ni la minería ofrecían un mejor porvenir. En las tales condiciones la inmigración se imponía como la solución más acertada.
Las Trece familias que llegan en este viaje.
El núcleo familiar que llegó a Lautaro en la penúltima década de la pasada centuria estuvo formada por las siguientes personas:
. Don Pascual Tascón y Sra. Ángela Diez.
. Don Felipe García y la Sra. Escolástica Blanco.
. Don Simón Diez y Sra. Aurora Gutiérrez.
. Don Segundo González y Sra. Ceferina Pérez.
. Don Lorenzo García y Sra. Maria Miranda.
. Don Tomas García y Sra. Quintina García.
. Don Manuel García y Sra. Pascuala González.
. Don José Viñuela y Sra. Teresa Lacalle.
. Don Gregorio González (ella falleció en España). Sra. Teresa Viñuela.
. Don Inocencio González y Sra. Ángela González.
. Don Antonio Lanza y Sra. Manuela Robles.
. Don Francisco Taladríz y Sra. Justiniana Álvarez.
. Don Pablo Rodríguez y Sra. Maria Tascón.
Están son las trece familias que juntas arribaron el día 6 de Enero de 1889, en el vapor Aconcagua de la Pacific Steam Navegation Company al Puerto de Talcahuano.
La colonia Española en Lautaro
Se ha dicho con cierta razón, que el colonizador es la edición moderna del conquistador. En efecto, las potencias no hacen sentir hoy su influencia mediante expediciones guerreras, prefieren formar núcleos de colonización o destacar empresas comerciales para lograr su objetivo.
Los conquistadores españoles vieron a América en busca de gloria y fortuna: los colonizadores, en escala más modesta llegaron a este continente buscando el bienestar económico y la felicidad de los suyos. En ambos casos fueron motivos de carácter material y espiritual los que provocaron el éxodo.
Siguiendo con el viaje de estas trece familias, después de cuarenta días de navegación cruzando el Estrecho De Magallanes, llegan al Puerto Chileno (Talcahuano), donde fueron recibidos por los funcionarios de inmigración, en especial por el inspector de colonias don Martín Droully.
Las trece familias, continuaron el viaje hasta Angol en ferrocarril y después por tierra hasta las hijuelas que le habían sido asignadas.
Estas hijuelas estaban ubicadas al oriente del pueblo de Lautaro, y ya tenían ocho años de existencia. Se formaron alrededor del fuerte que con el nombre de Aníbal Pinto fundara el Ejército de Pacificación de la Araucanía el 18 de febrero de 1881. Los Colonos se repartieron en dos grupos: uno a dos Km. al oriente del pueblo en los márgenes del río Cautín y se llamo Colonia de Abajo, y el otro a cinco Km. más al oriente del primero y se llamo Colonia de Arriba.
En el primero se establecieron las familias de Pascual Tascón, Félix García, Segundo González, Lorenzo García y Simón Diez, y en el distante a cinco Km., el resto de las familias nombradas.
Lautaro con su escasa población no pasaba los quinientos habitantes y su insignificante comercio era el centro de abastecimiento para sus necesidades y a la vez mercado para la venta de sus productos. De interés seria nombrar las Casas Comerciales que había entonces y ya con posteridad.
Casas Comerciales:
. Sáenz Terpelle y Cía. Bodega de Cereales
. Jesús González Miranda Proveedor
. Bernabé Sáenz Agricultor
. Francisco Quintes Tienda “La Castellana”
. Antonio Robles Tienda “La Campana”
. Antonio Fontela Tienda “La Gloria”
. Mújica Hermanos Almacén
. Matías Ruiz Fabrica de Bebidas Gaseosas.
. Santiago Vallejos y Cía. Tiendas “La Andaluza“
. Caminando y Martín Casa Francesa
. Arturo López Tiendas “La Esmeralda”
En la zona de Dollinco y alrededores era buscado para todos estos problemas, incluso tuvo que atender partos en muchas oportu¬nidades, en Lautaro había en esa época un solo médico, por lo que la tarea de don Gregorio era valiosísima.
Ya afincado en Chile, se casó por segunda vez con una española que no le dio hijos, y de la cual también enviudaría, para luego contraer matrimonio con una chilena con la que tuvo la no menos despreciable cantidad de 18 hijos. El último de éstos lo tuvo a los 75 años.
El viaje al futuro Hogar
Mucho tendrían que decir de estar presente aquellos esforzados Colonizadores sobre la dura lucha que debieron librar para llegar al logro de sus aspiraciones. Primero fue el penoso viaje en un vapor que estaba muy lejos de poseer el confort que hoy tienen los trasatlánticos más modestos; después del viaje en un ferrocarril de construcción reciente con equipos de emergencia, a continuación el largo viaje por tierra, por caminos polvorientos, simples huellas en las que se balanceaban las carretas llamadas “chanchas” con el eje de madera que crujían lastimeramente y que al desgastarse con la roca había que reemplazar en el trayecto mismo con materiales de la zona.
La pacificación de la Araucanía había terminado pocos años antes, y las tribus mantenían aun cierta rebeldía para aceptar el nuevo orden. Además, no había en el mapuche un concepto claro de la propiedad privada, lo que hacía que los robos de animales y bienes fueran frecuentes. Existía algo peor, era el vandalismo que duro muchos años, hasta que el cuerpo de Gendarmes de la Frontera mandados por su valiente y enérgico jefe don Hernán Trizano puso término a sus contiendas.
La llegada a Lautaro después de este largo peregrinar les da la esperanza de un futuro más claro. Este año 1889 comienza lleno de sorpresas y con la ilusión que sus logros llegarían a feliz término, pero había que permanecer muy unidos para vencer tanto obstáculo.
El gobierno del presidente Balmaceda le hace entrega de sus propiedades. Cada uno recibió cuarenta hectáreas de terreno, además una yunta de bueyes, una vaca parida, un caballo ensillado y en seres agrícolas para sus trabajos; el que tenía hijos mayores de catorce años también recibió tierras, porque ya estaban en edad de trabajar. Se inicia la construcción de sus viviendas. Don Francisco Taladriz entiende más que los otros la manera de hacer una casa, esta tiene que guardar relación con el terreno y el clima, todos viven muy cerca, así se ayudaran mejor y toma cuerpo el hogar que servirá de refugio.
Gregorio González, nació en Vegacervera, Provincia de León, España. Fue un hombre notable, que había sido torero en España con destacada actuación. Participó también en la guerra de Cuba, donde desarrolló sus prodigiosas habilidades para acomodar huesos dislocados, y curaciones de emergencia.
Parte en diciembre de 1888, desde el puerto la Coruña, con rumbo a Chile.
Antes de partir, había enviudado, y promete a su mujer, una mujer muy rica, Teresa Viñuela, que de igual manera se aventuraría en busca de los horizontes que se habían trazado.
Su familia estaba formada por dos hijos hombres, Eduardo y Salvador, y sus hijas, Anselma, María, Eudocia y Rosaura.
Para comprender el motivo de la toma de decisión de la familia de Don Gregorio, es preciso conocer la situación que existía en la patria de que procedían y la que había en la patria que se proponían a adoptar en la hora su decisión de partir.
Para los españoles de los siglos XVI y XVII el ámbito de Europa resultaba estrecho ya para sus ansias de dominio y aventura. El continente americano salvaje y bravío les brindaba campo fértil para poner a prueba una vez más su temple y coraje como señores del mundo.
Corren los años, las décadas y las centurias, el poder de España se va debilitando y al promediar el siglo XIX, época en que aproximadamente nacieron los hombres y mujeres que llegaron a las tierras de Lautaro, la madre patria era una débil sombra de su pasado esplendor. La inestabilidad política, el desorden administrativo, las revoluciones internas en la metrópoli y en las colonias como Cuba, Puerto Rico y Filipinas, cuya pérdida no tardaría en producirse, habían creado en el país un clima derrotista, que afecto por igual a todas las clases de la nación.
Los elementos jóvenes de las provincias, donde era más evidente la frustración, fueron los que emprendieron de preferencia la marcha a América.
Casi todos los gobiernos de los estados Americanos desarrollaban por aquella época, por medio de agentes especiales, una activa propaganda para conseguir la afluencia de colonos, que fueron personas idóneas para los trabajos agrícolas por sus antecedentes, capacidad y honorabilidad para impulsar el progreso de estos países que tenían grandes extensiones territoriales sin poblar.
Chile, que por la estabilidad de sus instituciones había adquirido antes que muchos que los otros estados, prestigio en el exterior. A la vez tenía la justa atracción por la bondad de su clima fertilidad de su suelo, y fue elegido por un grupo de españoles originarios de diversos pueblos de la provincia de León para venir a establecerse en él.
Todos ellos eran hidalgos campesinos, afincados por muchas generaciones a la tierra de sus antepasados, pero que la crisis nacional y la excesiva subdivisión de la propiedad, por la supresión de los mayorazgos, había sumido en la pobreza.
Las minúsculas fincas heredadas de sus mayores estaban muy lejos de constituir unidades económicas que permitieran subsistir a una familia.
Otro recurso era la cantidad de minas de carbón que existía en la provincia, pero su rendimiento era escaso y solo en vísperas de la Primera Guerra Mundial llegaron a adquirir verdadero auge. Ni la agricultura, ni la minería ofrecían un mejor porvenir. En las tales condiciones la inmigración se imponía como la solución más acertada.
Las Trece familias que llegan en este viaje.
El núcleo familiar que llegó a Lautaro en la penúltima década de la pasada centuria estuvo formada por las siguientes personas:
. Don Pascual Tascón y Sra. Ángela Diez.
. Don Felipe García y la Sra. Escolástica Blanco.
. Don Simón Diez y Sra. Aurora Gutiérrez.
. Don Segundo González y Sra. Ceferina Pérez.
. Don Lorenzo García y Sra. Maria Miranda.
. Don Tomas García y Sra. Quintina García.
. Don Manuel García y Sra. Pascuala González.
. Don José Viñuela y Sra. Teresa Lacalle.
. Don Gregorio González (ella falleció en España). Sra. Teresa Viñuela.
. Don Inocencio González y Sra. Ángela González.
. Don Antonio Lanza y Sra. Manuela Robles.
. Don Francisco Taladríz y Sra. Justiniana Álvarez.
. Don Pablo Rodríguez y Sra. Maria Tascón.
Están son las trece familias que juntas arribaron el día 6 de Enero de 1889, en el vapor Aconcagua de la Pacific Steam Navegation Company al Puerto de Talcahuano.
La colonia Española en Lautaro
Se ha dicho con cierta razón, que el colonizador es la edición moderna del conquistador. En efecto, las potencias no hacen sentir hoy su influencia mediante expediciones guerreras, prefieren formar núcleos de colonización o destacar empresas comerciales para lograr su objetivo.
Los conquistadores españoles vieron a América en busca de gloria y fortuna: los colonizadores, en escala más modesta llegaron a este continente buscando el bienestar económico y la felicidad de los suyos. En ambos casos fueron motivos de carácter material y espiritual los que provocaron el éxodo.
Siguiendo con el viaje de estas trece familias, después de cuarenta días de navegación cruzando el Estrecho De Magallanes, llegan al Puerto Chileno (Talcahuano), donde fueron recibidos por los funcionarios de inmigración, en especial por el inspector de colonias don Martín Droully.
Las trece familias, continuaron el viaje hasta Angol en ferrocarril y después por tierra hasta las hijuelas que le habían sido asignadas.
Estas hijuelas estaban ubicadas al oriente del pueblo de Lautaro, y ya tenían ocho años de existencia. Se formaron alrededor del fuerte que con el nombre de Aníbal Pinto fundara el Ejército de Pacificación de la Araucanía el 18 de febrero de 1881. Los Colonos se repartieron en dos grupos: uno a dos Km. al oriente del pueblo en los márgenes del río Cautín y se llamo Colonia de Abajo, y el otro a cinco Km. más al oriente del primero y se llamo Colonia de Arriba.
En el primero se establecieron las familias de Pascual Tascón, Félix García, Segundo González, Lorenzo García y Simón Diez, y en el distante a cinco Km., el resto de las familias nombradas.
Lautaro con su escasa población no pasaba los quinientos habitantes y su insignificante comercio era el centro de abastecimiento para sus necesidades y a la vez mercado para la venta de sus productos. De interés seria nombrar las Casas Comerciales que había entonces y ya con posteridad.
Casas Comerciales:
. Sáenz Terpelle y Cía. Bodega de Cereales
. Jesús González Miranda Proveedor
. Bernabé Sáenz Agricultor
. Francisco Quintes Tienda “La Castellana”
. Antonio Robles Tienda “La Campana”
. Antonio Fontela Tienda “La Gloria”
. Mújica Hermanos Almacén
. Matías Ruiz Fabrica de Bebidas Gaseosas.
. Santiago Vallejos y Cía. Tiendas “La Andaluza“
. Caminando y Martín Casa Francesa
. Arturo López Tiendas “La Esmeralda”
En la zona de Dollinco y alrededores era buscado para todos estos problemas, incluso tuvo que atender partos en muchas oportu¬nidades, en Lautaro había en esa época un solo médico, por lo que la tarea de don Gregorio era valiosísima.
Ya afincado en Chile, se casó por segunda vez con una española que no le dio hijos, y de la cual también enviudaría, para luego contraer matrimonio con una chilena con la que tuvo la no menos despreciable cantidad de 18 hijos. El último de éstos lo tuvo a los 75 años.
El viaje al futuro Hogar
Mucho tendrían que decir de estar presente aquellos esforzados Colonizadores sobre la dura lucha que debieron librar para llegar al logro de sus aspiraciones. Primero fue el penoso viaje en un vapor que estaba muy lejos de poseer el confort que hoy tienen los trasatlánticos más modestos; después del viaje en un ferrocarril de construcción reciente con equipos de emergencia, a continuación el largo viaje por tierra, por caminos polvorientos, simples huellas en las que se balanceaban las carretas llamadas “chanchas” con el eje de madera que crujían lastimeramente y que al desgastarse con la roca había que reemplazar en el trayecto mismo con materiales de la zona.
La pacificación de la Araucanía había terminado pocos años antes, y las tribus mantenían aun cierta rebeldía para aceptar el nuevo orden. Además, no había en el mapuche un concepto claro de la propiedad privada, lo que hacía que los robos de animales y bienes fueran frecuentes. Existía algo peor, era el vandalismo que duro muchos años, hasta que el cuerpo de Gendarmes de la Frontera mandados por su valiente y enérgico jefe don Hernán Trizano puso término a sus contiendas.
La llegada a Lautaro después de este largo peregrinar les da la esperanza de un futuro más claro. Este año 1889 comienza lleno de sorpresas y con la ilusión que sus logros llegarían a feliz término, pero había que permanecer muy unidos para vencer tanto obstáculo.
El gobierno del presidente Balmaceda le hace entrega de sus propiedades. Cada uno recibió cuarenta hectáreas de terreno, además una yunta de bueyes, una vaca parida, un caballo ensillado y en seres agrícolas para sus trabajos; el que tenía hijos mayores de catorce años también recibió tierras, porque ya estaban en edad de trabajar. Se inicia la construcción de sus viviendas. Don Francisco Taladriz entiende más que los otros la manera de hacer una casa, esta tiene que guardar relación con el terreno y el clima, todos viven muy cerca, así se ayudaran mejor y toma cuerpo el hogar que servirá de refugio.
Buenos días ALberto, me ha encantado tu explicación. No se si he contactado ya en otro foro... Me gustaría saber si existe alguna relación.. yo busco algo de una persona también apedillada Viñuela y de esa zona de España. Según algún documento se llamaba Teodora o Rosa Viñuela Suarez hija de Juan Viñuela casado con Maria Suarez. Rosa Teodora Viñiela Suarez se caso co Angel Moran Garcia y emigraron a Chile teniendo una hija. Bueno si esto puede estar relacionado con alguien de quien cuentas te agradecería me dijeras. Muchas gracias.