Soy de Quintana y he conocido Colinas desde que siendo niño pastoreaba las cabras con mi padre junto a los pastores de Colinas en la Campa de Fuentelabraña. ¡Buenas gentes las de este pueblo! Como las hay en todos los pueblos, y dura, muy dura era la vida de aquellas gentes teniendo que arar las faldas del Catotute y Bubín. Escasa era la cosecha y mucha era la tarea de arar, acarrear y majar. Recuerdo ver sus pequeños carros cargados de centeno en Agosto con las parejas de vacas sorteando cuestas y caminos retorcidos por donde era dificil moverse incluso a pie.
Afortunadamente toda aquella vida quedó atrás y hoy podemos visitar el pueblo y sus gentes para charlar y tomar un café sin las prisas de andar a la carrera con el ganado o arreglando los prados y linares.
Tengo muy gratos recuerdos de Colinas, de gentes que ya han pasado y otras que siguen estando allí y que le dan ese aire acogedor.
Me da pena ver como nuestros pueblos se mueren y van quedando como residencia
De aquellos que no pueden salir o que luchan a diario contra la corriente
Aferrandose a una forma de vida para la que nuestra forma de vida hace tiempo que ha dictado ya su sentencia.
Emigrante en Madrid.
Afortunadamente toda aquella vida quedó atrás y hoy podemos visitar el pueblo y sus gentes para charlar y tomar un café sin las prisas de andar a la carrera con el ganado o arreglando los prados y linares.
Tengo muy gratos recuerdos de Colinas, de gentes que ya han pasado y otras que siguen estando allí y que le dan ese aire acogedor.
Me da pena ver como nuestros pueblos se mueren y van quedando como residencia
De aquellos que no pueden salir o que luchan a diario contra la corriente
Aferrandose a una forma de vida para la que nuestra forma de vida hace tiempo que ha dictado ya su sentencia.
Emigrante en Madrid.