ana gaitero | león 23/04/2013
La víspera del 4 de diciembre de 1936, cuando ya sabía que iba a ser fusilado, Antonio García Pérez, el joven político coyantino, expresó un último deseo: «Yo lo único que pido al que rige los destinos de los hombres es que se apague el incendio que hoy asola nuestra patria y que no se derrame ni una sola gota de sangre más».
Nada más lejos de la realidad. «La represión política fue la más fuerte porque había una intención de destruir el estado republicano y para
... (ver texto completo)
Hay una pared llena de
sombras y aún quedan más por añadir, pero tardan, son incómodas. Hay un lugar en un
cementerio que espera más muertos pero tardan en llegar, siguen en el cruel olvido de las cunetas, molestan sus voces silenciosas.
Hay un debate tan imbécil como inútil, porque no es debate, no cabe el debate ante la justicia, por más que haya quien se pase horas hablando de revanchas, heridas y zarandajas.
A los debates hay que ponerles cara y responder a las preguntas que lanzan las
... (ver texto completo)