CORNOMBRE (León)

Hola Tirso,
Gracias por enseñarme el nido de la "miérla". A mi también me caen bien. Hasta hece dos veranos anidaba una pareja en el patio de mi casa y cuando los poyuelos empezaban a entrenarse, caían al suelo y me las deseaba para volver a subirlos al amparo de los mayores que alborotadísimos me increpaban con revoloteos bajos y graznidos que más parecían de vuervos. Es el segundo año que no me visitan por primavera, aunque no muy lejos oigo su "refilar" dulce y cadencioso.

Te voy a pedir ... (ver texto completo)

Hola Peña, mi madre tambien tuvo la misma petición que tú.... y María tan servicial y amable hizo varias que luego nos envió; las he puesto en El Castillo.
2 besos

Hola Maria, ¿que tal en el pueblo? ¡que envidia, que bien se tiene que dormir?
que lo paseis muy bien, ya veo que sigues a por nidos y Lola esta disfrutando.
Besitos.

Hola Peña, he puesto en Folloso un par de fotos que hice hace unos días en el Castillo. No son muy buenas, son del móvil.

Hola María, ni que pintado. Muchas gracias. Fenomenales. ¿Todavía estás por ahí?
Tirso, María me ha oído y te ha ahorrado el trabajo. Hay que ver que serviciales somos los omañeses.

Gracias a los dos y un abrazo.

Hola Tirso,
Gracias por enseñarme el nido de la "miérla". A mi también me caen bien. Hasta hece dos veranos anidaba una pareja en el patio de mi casa y cuando los poyuelos empezaban a entrenarse, caían al suelo y me las deseaba para volver a subirlos al amparo de los mayores que alborotadísimos me increpaban con revoloteos bajos y graznidos que más parecían de vuervos. Es el segundo año que no me visitan por primavera, aunque no muy lejos oigo su "refilar" dulce y cadencioso.

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Hola Peña, he puesto en Folloso un par de fotos que hice hace unos días en el Castillo. No son muy buenas, son del móvil.

Este es un nido de Mierla

El nido en los días que estaba la mierla guarando.

Este es un nido de Mierla

Hola Tirso,
Gracias por enseñarme el nido de la "miérla". A mi también me caen bien. Hasta hece dos veranos anidaba una pareja en el patio de mi casa y cuando los poyuelos empezaban a entrenarse, caían al suelo y me las deseaba para volver a subirlos al amparo de los mayores que alborotadísimos me increpaban con revoloteos bajos y graznidos que más parecían de vuervos. Es el segundo año que no me visitan por primavera, aunque no muy lejos oigo su "refilar" dulce y cadencioso.

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