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CORNOMBRE: Esos fuyacos antes de llegar a la lumbre yo los recuerdo...

Serian alrededor de las ocho de la mañana, y ese humo con el caracteristico olor de cuando se queman los fuyacos de rebollo despues haberlos comido las cabras y las ovejas me desperto, no se si fue el humo o el frio que hacia pues habia caido una buena helada, pero habia que lebantarse sin pereza.
En la cocina me esperaba una taza de pan de centeno, con su ajo, su pimenton, y podia echar toda la leche que queria fresca muy fresca, ese contraste que rico.
Las vacas habia que limpiarlas, lo primero con la batidera, y despues con la horquilla se tiraba el abono al esterquero, desde la puerta, las mas de las veces el abono no subia a lo alto y se caia la mitad por el camino.
Habia que echarles a las vacas, un mañizo de hierba, que costaba un rato poderla sacar con el Garabito, que apretada estaba algunas veces, cuantas siestas de verano habiamos saltado sobre ella.
Una lata de harina de centeno con unas berzas para las que estaban paridas y sentado en mi tachuelo estube un buen rato ordeñando a la Palmera que era la mas blanda.
Cuanta guerra me dio el jato de la Bardina, siempre habia que darle un trozo de pan para apartarlo de los tetos, su lengua era como lija o no?

Esos fuyacos antes de llegar a la lumbre yo los recuerdo cuando los ponían atados en "fejes" apoyados por todas las paredes del pueblo al sol hasta que estaban secos y lo que jugamos al escondite metiéndonos en el hueco que quedaba entre los fuyacos y la pared. Aquel olor a hojas de roble secas cuando ya los guardaban en las tenadas para el invierno, como les gustaba esa hoja a las cabras y ovejas!
Aquellas sopas de pan de centeno que a mi entonces no me gustaban, al contrario que ahora que de vez en cuando me doy ese capricho, aquel olor en la cocina y aquel café que no era café sino malta, el café digo yo que seria más caro y lo reservaban para tomarlo solo y para el día de Nuestra Señora, San Antón y algún día especial.
Las cuadras menudo trabajo, entonces todas tenían el suelo de piedras, creo que se decía empedrado y era todo un arte el limpiarlas, tal como tú dices con la batidera y después las barrían con aquellos barrederos que hacían de escobas ó de piornos.
El pajar, los mañizos, el garabito con el que había que "mesar" la hierba, eso de mesar acabo de recordarlo ahora pensando en todas estas cosas, es una de las muchas palabras que por no oírlas nunca las estamos olvidando.
La Palmera, la Bardina, los jatines, su lengua que era como tú dices como lija y como les gustaba el pan y mas todavía si se lo dabas mojado en leche. Gracias por transportarnos al pasado.