SEMBLANZA DE D. JOSE FERNANDEZ GUTIERREZ
"EL LOCO DE RODICOL"
Acometer la tarea de reflejar la singular personalidad de Pepe "El loco" con el único recurso de la memoria no es fácil, cuando, además por razones de edad vamos quedando pocos de los que tuvimos ocasión de conocerlo; es decir, son escasas las posibilidades de hallar ayuda de otros coetáneos.
Conocí a El loco en mayo de 1939, cuando la tragedia de la Guerra Civil determinó nuestro regreso a Rodicol desde Tarragona, no había cumplido yo los diez años y ya entonces nuestro hombre acreditaba que era él más insigne de los hijos de la aldea de Rodicol, pero acaso para perfilar mejor al personaje convenga hacer una breve descripción de su medio familiar, del tiempo que nació y del, llamémosle, entorno geográfico.
Conviene antes de continuar poner de manifiesto que los recursos memorísticos no llegan al punto de asegurar una correcta cronología en los avatares que aparezcan en esta narración.
Pepe era uno de los vástagos más jóvenes de una familia de doce hermanos, llamaronse sus padres José y Daría que con tan elevada prole pronto hubieron de llorar la ausencia de nueve de sus hijos que buscaron en Argentina unos medios de vida que la paupérrima tierra que los vio nacer no podía brindarles, Rodicol era entonces esencialmente la misma que habría de conocer yo en 1939. Una pequeña aldea con unas 26 familias, situada en un angosto Valle, a unos 1200 metros de altitud con el único acceso de un camino de carros, calles polvorientas en verano y cubiertas de una mezcla de barro y estiércol en cuanto llovía o de nieve o hielo tan pronto como llegaba el invierno. Las viviendas, carentes de agua corriente y de servicios higiénicos, a menudo con techumbres de paja de centeno y sin otra calefacción que la proporcionada por el ganado que se cobijaba en las cuadras situadas debajo del habitáculo de las personas, que tenía además por piso tablas de madera de chopo mal machiembreadas, quizá para un mejor paso del calor del animal muy aromatizado por las deyecciones de vacas, cerdos, ovejas o cabras. En un medio no muy favorecido por la naturaleza y caracterizado por el minifundio, la economía era de pura subsistencia que unido al altísimo índice de natalidad determinaban la masiva emigración, por entonces casi exclusivamente a la República Argentina.
Pepe, así se le conocía familiarmente, vino al mundo cuando fenecía el Siglo XIX cuando nuestro país empobrecido y desangrado por guerras y políticas aciagas, vivía las vísperas de la gran debacle del 98 con la pérdida de las últimas colonias y la humillante derrota ante el incipiente poderío de los U. S. A. En aquella España con una alucinante tasa de analfabetismo, puede considerarse un milagro que nuestro personaje, pese al medio rural donde creció, adquiriera una instrucción primaria aceptable.
En estas notas preliminares cabe añadir que Pepe era un hombre alto y esbelto, con un rostro varonil que a buen seguro habría acelerado el corazón de más de una de sus coetáneas y redondeando su estampa, era un hombre dotado de innata elegancia y por supuesto disfrutando de una notable inteligencia.
Esta semblanza forzosamente ha de dividirse en dos etapas: La primera es aquella en la cual todos mis datos provienen de las propias confesiones que Pepe me hizo, apoyadas en muchos casos en fotografías o recortes de periódicos y también recogiendo el testimonio de personas que fueron partícipes en alguna de sus aventuras que jalonaron la vida de "El Loco", amén de otras de sus genialidades por todos conocida.
La segunda etapa arranca cuando yo conocí al personaje y singularmente cuando siendo yo apenas un adolescente, conté con su amistad, extraña si se tiene en cuenta la gran diferencia de edad.
Hoy, pasados muchos años sigo sin entender el trato de favor que recibía de Pepe y que en aquella pequeña sociedad aldeana en la que los hijos no osaban tutear a sus padres, yo si lo hiciera con Pepe. Esta relación que se prolongó hasta fines de los años 40 del pasado Siglo o quizá a comienzos de los 50, si mi memoria no me traiciona, creo que me acredita como la persona viva que más puede acercarse a un retrato de Pepe "El Loco".
"EL LOCO DE RODICOL"
Acometer la tarea de reflejar la singular personalidad de Pepe "El loco" con el único recurso de la memoria no es fácil, cuando, además por razones de edad vamos quedando pocos de los que tuvimos ocasión de conocerlo; es decir, son escasas las posibilidades de hallar ayuda de otros coetáneos.
Conocí a El loco en mayo de 1939, cuando la tragedia de la Guerra Civil determinó nuestro regreso a Rodicol desde Tarragona, no había cumplido yo los diez años y ya entonces nuestro hombre acreditaba que era él más insigne de los hijos de la aldea de Rodicol, pero acaso para perfilar mejor al personaje convenga hacer una breve descripción de su medio familiar, del tiempo que nació y del, llamémosle, entorno geográfico.
Conviene antes de continuar poner de manifiesto que los recursos memorísticos no llegan al punto de asegurar una correcta cronología en los avatares que aparezcan en esta narración.
Pepe era uno de los vástagos más jóvenes de una familia de doce hermanos, llamaronse sus padres José y Daría que con tan elevada prole pronto hubieron de llorar la ausencia de nueve de sus hijos que buscaron en Argentina unos medios de vida que la paupérrima tierra que los vio nacer no podía brindarles, Rodicol era entonces esencialmente la misma que habría de conocer yo en 1939. Una pequeña aldea con unas 26 familias, situada en un angosto Valle, a unos 1200 metros de altitud con el único acceso de un camino de carros, calles polvorientas en verano y cubiertas de una mezcla de barro y estiércol en cuanto llovía o de nieve o hielo tan pronto como llegaba el invierno. Las viviendas, carentes de agua corriente y de servicios higiénicos, a menudo con techumbres de paja de centeno y sin otra calefacción que la proporcionada por el ganado que se cobijaba en las cuadras situadas debajo del habitáculo de las personas, que tenía además por piso tablas de madera de chopo mal machiembreadas, quizá para un mejor paso del calor del animal muy aromatizado por las deyecciones de vacas, cerdos, ovejas o cabras. En un medio no muy favorecido por la naturaleza y caracterizado por el minifundio, la economía era de pura subsistencia que unido al altísimo índice de natalidad determinaban la masiva emigración, por entonces casi exclusivamente a la República Argentina.
Pepe, así se le conocía familiarmente, vino al mundo cuando fenecía el Siglo XIX cuando nuestro país empobrecido y desangrado por guerras y políticas aciagas, vivía las vísperas de la gran debacle del 98 con la pérdida de las últimas colonias y la humillante derrota ante el incipiente poderío de los U. S. A. En aquella España con una alucinante tasa de analfabetismo, puede considerarse un milagro que nuestro personaje, pese al medio rural donde creció, adquiriera una instrucción primaria aceptable.
En estas notas preliminares cabe añadir que Pepe era un hombre alto y esbelto, con un rostro varonil que a buen seguro habría acelerado el corazón de más de una de sus coetáneas y redondeando su estampa, era un hombre dotado de innata elegancia y por supuesto disfrutando de una notable inteligencia.
Esta semblanza forzosamente ha de dividirse en dos etapas: La primera es aquella en la cual todos mis datos provienen de las propias confesiones que Pepe me hizo, apoyadas en muchos casos en fotografías o recortes de periódicos y también recogiendo el testimonio de personas que fueron partícipes en alguna de sus aventuras que jalonaron la vida de "El Loco", amén de otras de sus genialidades por todos conocida.
La segunda etapa arranca cuando yo conocí al personaje y singularmente cuando siendo yo apenas un adolescente, conté con su amistad, extraña si se tiene en cuenta la gran diferencia de edad.
Hoy, pasados muchos años sigo sin entender el trato de favor que recibía de Pepe y que en aquella pequeña sociedad aldeana en la que los hijos no osaban tutear a sus padres, yo si lo hiciera con Pepe. Esta relación que se prolongó hasta fines de los años 40 del pasado Siglo o quizá a comienzos de los 50, si mi memoria no me traiciona, creo que me acredita como la persona viva que más puede acercarse a un retrato de Pepe "El Loco".
¡YUPIIIII! María, yo que había oido hablar del Loco y ahora vamos a tener ocasión de saber de él de primerísima mano. Y esto promete...
No se como agradecerte los ratos buenísimos que nos haces pasar! Para ti: ¡MATRICULA DE HONOR!
2 besines gordos y con achuches, guapa!
No se como agradecerte los ratos buenísimos que nos haces pasar! Para ti: ¡MATRICULA DE HONOR!
2 besines gordos y con achuches, guapa!
Matrícula de honor para Pío que ha tenido la idea de plasmar en el papel todas éstas vivencias, que son las mismas de tantos omañeses. Gracias a él hoy podemos unos recordar y otros conocer tantas cosas que si no es así, se irían quedando en el olvido. Yo no hago más que copiar y ponerla aquí para que no se quede todo esto guardado en un cajón, creo que vale la pena. Eso de "con achuches" ha estado genial. Besines.
Aquí llego con el farol.., como veo que no baja nadie y tengo ganas de parlar un ratín, ya me se el camino de memoria, hoy he venido por el Áspera arriba, pa´variar y que no se me haga tan monótono. Mi madre ha ido pa encá sus abuelos, si te das una vuelta por Manzaneda, veras lo que está haciendo.
María lo de achuches es muy mio, me gusta "estrujar" a las personas que quiero
María lo de achuches es muy mio, me gusta "estrujar" a las personas que quiero