SEMBLANZA DE D. JOSE FERNANDEZ GUTIERREZ
"EL LOCO DE RODICOL"
Acometer la tarea de reflejar la singular personalidad de Pepe "El loco" con el único recurso de la memoria no es fácil, cuando, además por razones de edad vamos quedando pocos de los que tuvimos ocasión de conocerlo; es decir, son escasas las posibilidades de hallar ayuda de otros coetáneos.
Conocí a El loco en mayo de 1939, cuando la tragedia de la Guerra Civil determinó nuestro regreso a Rodicol desde Tarragona, no había cumplido yo los diez años y ya entonces nuestro hombre acreditaba que era él más insigne de los hijos de la aldea de Rodicol, pero acaso para perfilar mejor al personaje convenga hacer una breve descripción de su medio familiar, del tiempo que nació y del, llamémosle, entorno geográfico.
Conviene antes de continuar poner de manifiesto que los recursos memorísticos no llegan al punto de asegurar una correcta cronología en los avatares que aparezcan en esta narración.
Pepe era uno de los vástagos más jóvenes de una familia de doce hermanos, llamaronse sus padres José y Daría que con tan elevada prole pronto hubieron de llorar la ausencia de nueve de sus hijos que buscaron en Argentina unos medios de vida que la paupérrima tierra que los vio nacer no podía brindarles, Rodicol era entonces esencialmente la misma que habría de conocer yo en 1939. Una pequeña aldea con unas 26 familias, situada en un angosto Valle, a unos 1200 metros de altitud con el único acceso de un camino de carros, calles polvorientas en verano y cubiertas de una mezcla de barro y estiércol en cuanto llovía o de nieve o hielo tan pronto como llegaba el invierno. Las viviendas, carentes de agua corriente y de servicios higiénicos, a menudo con techumbres de paja de centeno y sin otra calefacción que la proporcionada por el ganado que se cobijaba en las cuadras situadas debajo del habitáculo de las personas, que tenía además por piso tablas de madera de chopo mal machiembreadas, quizá para un mejor paso del calor del animal muy aromatizado por las deyecciones de vacas, cerdos, ovejas o cabras. En un medio no muy favorecido por la naturaleza y caracterizado por el minifundio, la economía era de pura subsistencia que unido al altísimo índice de natalidad determinaban la masiva emigración, por entonces casi exclusivamente a la República Argentina.
Pepe, así se le conocía familiarmente, vino al mundo cuando fenecía el Siglo XIX cuando nuestro país empobrecido y desangrado por guerras y políticas aciagas, vivía las vísperas de la gran debacle del 98 con la pérdida de las últimas colonias y la humillante derrota ante el incipiente poderío de los U. S. A. En aquella España con una alucinante tasa de analfabetismo, puede considerarse un milagro que nuestro personaje, pese al medio rural donde creció, adquiriera una instrucción primaria aceptable.
En estas notas preliminares cabe añadir que Pepe era un hombre alto y esbelto, con un rostro varonil que a buen seguro habría acelerado el corazón de más de una de sus coetáneas y redondeando su estampa, era un hombre dotado de innata elegancia y por supuesto disfrutando de una notable inteligencia.
Esta semblanza forzosamente ha de dividirse en dos etapas: La primera es aquella en la cual todos mis datos provienen de las propias confesiones que Pepe me hizo, apoyadas en muchos casos en fotografías o recortes de periódicos y también recogiendo el testimonio de personas que fueron partícipes en alguna de sus aventuras que jalonaron la vida de "El Loco", amén de otras de sus genialidades por todos conocida.
La segunda etapa arranca cuando yo conocí al personaje y singularmente cuando siendo yo apenas un adolescente, conté con su amistad, extraña si se tiene en cuenta la gran diferencia de edad.
Hoy, pasados muchos años sigo sin entender el trato de favor que recibía de Pepe y que en aquella pequeña sociedad aldeana en la que los hijos no osaban tutear a sus padres, yo si lo hiciera con Pepe. Esta relación que se prolongó hasta fines de los años 40 del pasado Siglo o quizá a comienzos de los 50, si mi memoria no me traiciona, creo que me acredita como la persona viva que más puede acercarse a un retrato de Pepe "El Loco".
"EL LOCO DE RODICOL"
Acometer la tarea de reflejar la singular personalidad de Pepe "El loco" con el único recurso de la memoria no es fácil, cuando, además por razones de edad vamos quedando pocos de los que tuvimos ocasión de conocerlo; es decir, son escasas las posibilidades de hallar ayuda de otros coetáneos.
Conocí a El loco en mayo de 1939, cuando la tragedia de la Guerra Civil determinó nuestro regreso a Rodicol desde Tarragona, no había cumplido yo los diez años y ya entonces nuestro hombre acreditaba que era él más insigne de los hijos de la aldea de Rodicol, pero acaso para perfilar mejor al personaje convenga hacer una breve descripción de su medio familiar, del tiempo que nació y del, llamémosle, entorno geográfico.
Conviene antes de continuar poner de manifiesto que los recursos memorísticos no llegan al punto de asegurar una correcta cronología en los avatares que aparezcan en esta narración.
Pepe era uno de los vástagos más jóvenes de una familia de doce hermanos, llamaronse sus padres José y Daría que con tan elevada prole pronto hubieron de llorar la ausencia de nueve de sus hijos que buscaron en Argentina unos medios de vida que la paupérrima tierra que los vio nacer no podía brindarles, Rodicol era entonces esencialmente la misma que habría de conocer yo en 1939. Una pequeña aldea con unas 26 familias, situada en un angosto Valle, a unos 1200 metros de altitud con el único acceso de un camino de carros, calles polvorientas en verano y cubiertas de una mezcla de barro y estiércol en cuanto llovía o de nieve o hielo tan pronto como llegaba el invierno. Las viviendas, carentes de agua corriente y de servicios higiénicos, a menudo con techumbres de paja de centeno y sin otra calefacción que la proporcionada por el ganado que se cobijaba en las cuadras situadas debajo del habitáculo de las personas, que tenía además por piso tablas de madera de chopo mal machiembreadas, quizá para un mejor paso del calor del animal muy aromatizado por las deyecciones de vacas, cerdos, ovejas o cabras. En un medio no muy favorecido por la naturaleza y caracterizado por el minifundio, la economía era de pura subsistencia que unido al altísimo índice de natalidad determinaban la masiva emigración, por entonces casi exclusivamente a la República Argentina.
Pepe, así se le conocía familiarmente, vino al mundo cuando fenecía el Siglo XIX cuando nuestro país empobrecido y desangrado por guerras y políticas aciagas, vivía las vísperas de la gran debacle del 98 con la pérdida de las últimas colonias y la humillante derrota ante el incipiente poderío de los U. S. A. En aquella España con una alucinante tasa de analfabetismo, puede considerarse un milagro que nuestro personaje, pese al medio rural donde creció, adquiriera una instrucción primaria aceptable.
En estas notas preliminares cabe añadir que Pepe era un hombre alto y esbelto, con un rostro varonil que a buen seguro habría acelerado el corazón de más de una de sus coetáneas y redondeando su estampa, era un hombre dotado de innata elegancia y por supuesto disfrutando de una notable inteligencia.
Esta semblanza forzosamente ha de dividirse en dos etapas: La primera es aquella en la cual todos mis datos provienen de las propias confesiones que Pepe me hizo, apoyadas en muchos casos en fotografías o recortes de periódicos y también recogiendo el testimonio de personas que fueron partícipes en alguna de sus aventuras que jalonaron la vida de "El Loco", amén de otras de sus genialidades por todos conocida.
La segunda etapa arranca cuando yo conocí al personaje y singularmente cuando siendo yo apenas un adolescente, conté con su amistad, extraña si se tiene en cuenta la gran diferencia de edad.
Hoy, pasados muchos años sigo sin entender el trato de favor que recibía de Pepe y que en aquella pequeña sociedad aldeana en la que los hijos no osaban tutear a sus padres, yo si lo hiciera con Pepe. Esta relación que se prolongó hasta fines de los años 40 del pasado Siglo o quizá a comienzos de los 50, si mi memoria no me traiciona, creo que me acredita como la persona viva que más puede acercarse a un retrato de Pepe "El Loco".
SEMBLANZA DE D. JOSE FERNANDEZ GUTIERREZ
Como ya queda indicado, Pepe fue uno de los nueve hermanos que "huyeron" a Argentina y, sin certeza de ello, debió cruzar el charco en vísperas de la primera Gran Guerra, en un momento en que aquél país, poco poblado, contaba con recursos agrícolas que confortaban una economía próspera. Como Pepe y sus hermanos, seis hermanos de mi madre tomaron el camino de la emigración y todos confluyeron, al menos en un principio en un pueblo de la provincia de Buenos Aires llamado Lincoln, de donde pronto partiría Pepe para la Capital Federal, trocando sus saberes campesinos por el oficio de camarero. Su buena estampa y su facilidad dialéctica le debieron convertir en figura descollante en el gremio, como lo atestiguaba las fotografías en que aparecía ofreciendo el primer vaso de agua que se le brindó al aviador Ramón Franco, al pisar tierra argentina tras cruzar el Atlántico en el hidroavión Plus Ultra, creo que allá por el año 1926, aprovechándose su "caché" se permitió el lujo de enrolarse como camarero en Trasatlánticos de lujo que hacían la travesía a España, desembarcar para permanecer en su pueblo todo el verano para, finalizado éste hacer la operación inversa desde Vigo, puerto éste que habría de ser también teatro de sus actividades.
Conservaba Pepe numerosos recortes de periódicos bonaerenses que llevaban su firma y de claro matiz anarquista. Por su actividad sindical es expulsado de Argentina y es entonces cuando arribado a Vigo traba amistad precisamente con mi tío y padrino Pio Álvarez García. Ambos coinciden en prestancia física, elegancia y dueños de fértil verborrea, diríase que fueran hermanos gemelos que comparten vocación aventurera, sólo diferían en ingenio que al Loco le sobraba a raudales. El dúo encontró un negocio que al menos por un tiempo les resultó próspero que era embarcar polizones en los buques que partían de Vigo hacia América, pese a que de este negocio tuve conocimiento por parte de ambos actores, no recuerdo cuanto duró ni en qué fecha terminó, lo que sí supe es que asentado Pepe en la casa paterna, contrae matrimonio con una joven de Quintanilla de Babia, pueblo no muy distante de Rodicol. De este enlace nace una niña que yo nunca llegué a conocer pero que según todas las versiones era una auténtica belleza. El matrimonio duró poco y cuando yo conocí a Pepe este compartía la casa paterna con sus hermanas Alicia y Eduarda, esta una de las emigradas que regresó aquejada de una fuerte neurosis. Alicia, casada con un hombre por el que yo sentía un gran cariño, contaba con cuatro hijos que creo sentían una especie de temor reverencial más que cariño por su tío "El Loco". A propósito de la peculiar relación tío, sobrinos atentando a la cronología de los hechos, contaré una escena que presencie:
Ocurría que en Rodicol a falta de peluquería había un peluquero aficionado no bien visto por Pepe, por lo cual exigió, más que pidió a su sobrino Pepín, ya entonces un mozalbete, que le cortase el pelo, de nada sirvió la excusa de Pepín, que lo único que sabía era esquilar ovejas y hubo pues de rapar a su tío y al finalizar la operación contemplóse El Loco en el espejo y de inmediato sentó a su sobrino y, tijeras en ristre dejó la cabeza de Pepín convertida en un ecce homo.
Ubicado ya nuestro hombre en Rodicol, se dedica a las labores agrícolas y ganaderas, pero su magín no está ocioso y concibe la idea de reunir una biblioteca por un procedimiento insólito para aquellos tiempos y lugar.
Siempre a lomos de su caballo blanco, al que bautizaría como "Rocinante", recorre los pueblos adquiriendo libros al peso. Sabía Pepe que en León sólo había posibilidad de estudiar dos carreras: la Eclesiástica y Magisterio y en el caso de la primera, especialmente, por mor del celibato sacerdotal los libros de los curas terminaban arrumbados en viejos arcones de sus herederos, desconocedores del valor de aquellos viejos libros a menudo encuadernados en toscas cubiertas de piel.
Como ya queda indicado, Pepe fue uno de los nueve hermanos que "huyeron" a Argentina y, sin certeza de ello, debió cruzar el charco en vísperas de la primera Gran Guerra, en un momento en que aquél país, poco poblado, contaba con recursos agrícolas que confortaban una economía próspera. Como Pepe y sus hermanos, seis hermanos de mi madre tomaron el camino de la emigración y todos confluyeron, al menos en un principio en un pueblo de la provincia de Buenos Aires llamado Lincoln, de donde pronto partiría Pepe para la Capital Federal, trocando sus saberes campesinos por el oficio de camarero. Su buena estampa y su facilidad dialéctica le debieron convertir en figura descollante en el gremio, como lo atestiguaba las fotografías en que aparecía ofreciendo el primer vaso de agua que se le brindó al aviador Ramón Franco, al pisar tierra argentina tras cruzar el Atlántico en el hidroavión Plus Ultra, creo que allá por el año 1926, aprovechándose su "caché" se permitió el lujo de enrolarse como camarero en Trasatlánticos de lujo que hacían la travesía a España, desembarcar para permanecer en su pueblo todo el verano para, finalizado éste hacer la operación inversa desde Vigo, puerto éste que habría de ser también teatro de sus actividades.
Conservaba Pepe numerosos recortes de periódicos bonaerenses que llevaban su firma y de claro matiz anarquista. Por su actividad sindical es expulsado de Argentina y es entonces cuando arribado a Vigo traba amistad precisamente con mi tío y padrino Pio Álvarez García. Ambos coinciden en prestancia física, elegancia y dueños de fértil verborrea, diríase que fueran hermanos gemelos que comparten vocación aventurera, sólo diferían en ingenio que al Loco le sobraba a raudales. El dúo encontró un negocio que al menos por un tiempo les resultó próspero que era embarcar polizones en los buques que partían de Vigo hacia América, pese a que de este negocio tuve conocimiento por parte de ambos actores, no recuerdo cuanto duró ni en qué fecha terminó, lo que sí supe es que asentado Pepe en la casa paterna, contrae matrimonio con una joven de Quintanilla de Babia, pueblo no muy distante de Rodicol. De este enlace nace una niña que yo nunca llegué a conocer pero que según todas las versiones era una auténtica belleza. El matrimonio duró poco y cuando yo conocí a Pepe este compartía la casa paterna con sus hermanas Alicia y Eduarda, esta una de las emigradas que regresó aquejada de una fuerte neurosis. Alicia, casada con un hombre por el que yo sentía un gran cariño, contaba con cuatro hijos que creo sentían una especie de temor reverencial más que cariño por su tío "El Loco". A propósito de la peculiar relación tío, sobrinos atentando a la cronología de los hechos, contaré una escena que presencie:
Ocurría que en Rodicol a falta de peluquería había un peluquero aficionado no bien visto por Pepe, por lo cual exigió, más que pidió a su sobrino Pepín, ya entonces un mozalbete, que le cortase el pelo, de nada sirvió la excusa de Pepín, que lo único que sabía era esquilar ovejas y hubo pues de rapar a su tío y al finalizar la operación contemplóse El Loco en el espejo y de inmediato sentó a su sobrino y, tijeras en ristre dejó la cabeza de Pepín convertida en un ecce homo.
Ubicado ya nuestro hombre en Rodicol, se dedica a las labores agrícolas y ganaderas, pero su magín no está ocioso y concibe la idea de reunir una biblioteca por un procedimiento insólito para aquellos tiempos y lugar.
Siempre a lomos de su caballo blanco, al que bautizaría como "Rocinante", recorre los pueblos adquiriendo libros al peso. Sabía Pepe que en León sólo había posibilidad de estudiar dos carreras: la Eclesiástica y Magisterio y en el caso de la primera, especialmente, por mor del celibato sacerdotal los libros de los curas terminaban arrumbados en viejos arcones de sus herederos, desconocedores del valor de aquellos viejos libros a menudo encuadernados en toscas cubiertas de piel.
SEMBLANZA DE D. JOSE FERNANDEZ GUTIERREZ
"EL LOCO DE RODICOL"
Por supuesto que también había ignotas herencias librescas de maestros e incluso al advenimiento de la Segunda República por no sé qué artes engrosó sus fondos bibliográficos con textos divulgados por aquella ejemplar institución creada por el nuevo Régimen, conocida cómo Patronato de Misiones Pedagógicas. Es el caso que entre breviarios y latines El Loco halló libros de singular valor, a veces obras que desde los púlpitos se repudiaban como merecedoras de la excomunión Papal, o simplemente como el vehículo más eficiente para entrar en los reinos de Lucifer. Lo cierto es que en los anaqueles de Pepe había ediciones muy antiguas de autores como Quevedo, Góngora o Alfonso X El Sabio del que descollaban sus cantigas.
No faltaba El Quijote, creo que el libro predilecto de Pepe y cabría añadir a autores del Siglo XIX, rusos, alemanes y franceses, amén de españoles y en apartado especial a Renán, Rousseau, Voltaire, Darwin, Marx, Bakunin, Koprotquine y cómo contra partida La Biblia y Los Evangelios canónicos. Estos fondos editoriales los guardaba en un cuarto aislado de la vivienda principal, en un principio pues, tras la victoria del General Franco, muchas de las obras estaban prohibidas y hubo de buscarles un escondrijo que yo nunca conocí. Al inicio llamó a su biblioteca " Francisco Ferrer", en honor del anarquista catalán de ese nombre, fusilado en el reinado de Alfonso XIII. Cabe decir aquí que siendo Pepe un devoto del Comunismo Libertario, no compartía los métodos violentos que usaron, por ejemplo, en España el cabecilla Durruti, antes y durante la Guerra Civil.
Del bosquejo de la biblioteca de Pepe, podría deducirse que el trato de favor que me dispensaba podría encubrir una labor de proselitismo; nada más alejado de la realidad. Nunca lo intentó y prueba de ello es que habiendo sido yo un ávido lector de sus libros, nunca me recomendó ninguno de aquellos que giraban en torno al anarquismo, ideario político por el que nunca sentí el menor interés. Ignoro si su actividad bibliográfica se solapó con el activismo político, pero si dejo constancia de este activismo con ocasión de las elecciones habidas, creo que en 1934,
ganadas por la derecha encabezada por Gil Robles, Presidente de la C. E. D. A. En su particular brega electoral, tuvo la ocurrencia de vestir estrafalariamente a un perro mastín que bautizó con un cartel en el que figuraba el nombre del líder derechista, y de esta guisa perro y amo recorren la comarca.
Y aunque desconozco el rédito electoral, aparte del regocijo de las gentes, lo que es cierto es que quedó marcado y por ello prontamente perseguido tan pronto la sublevación franquista del 1936 se hizo con el poder en la provincia leonesa.
Es en este tiempo cuando gana el mote de "El Loco". Al contrario que otros republicanos que huyen a los montes, temerosos de la represión de los vencedores Pepe elige la estrategia de fingirse loco y para ello recurre a actos que puedan hacerlo creíble.
Como primera medida su biblioteca pasa a llamarse Miguel de Cervantes Saavedra, se hace construir una corona de hojalata y se hace llamar unas veces "Rey de los frutales" y otras "Príncipe de los ingenios españoles". Como soporte de su reinado, convierte un prado en vivero de árboles frutales, al que designa como "Granja Fernández". Se hace con letras de molde y con ellas fabrica carteles que se hicieron famosos en toda la comarca.
Todas sus argucias no le evitan repetidas palizas propinadas por la Guardia Civil, pero su audacia creo propició que los civiles dudaran que estuviera en su sano juicio. Pero en estos primeros tiempos y al socaire de su etiqueta de rojo, dos fornidos mocetones uno de Rodicol y otro de Senra, cobardemente le sacaron con engaños de su casa y le propinaron una salvaje paliza que quedaría impune porque un rojo tan destacado poco podía esperar de una justicia pro "Nuevo Régimen". Parece ser que el motivo de la agresión fue una opinión que Pepe dio sobre una boda anunciada entre uno de los agresores y la hermana del otro apaleador.
"EL LOCO DE RODICOL"
Por supuesto que también había ignotas herencias librescas de maestros e incluso al advenimiento de la Segunda República por no sé qué artes engrosó sus fondos bibliográficos con textos divulgados por aquella ejemplar institución creada por el nuevo Régimen, conocida cómo Patronato de Misiones Pedagógicas. Es el caso que entre breviarios y latines El Loco halló libros de singular valor, a veces obras que desde los púlpitos se repudiaban como merecedoras de la excomunión Papal, o simplemente como el vehículo más eficiente para entrar en los reinos de Lucifer. Lo cierto es que en los anaqueles de Pepe había ediciones muy antiguas de autores como Quevedo, Góngora o Alfonso X El Sabio del que descollaban sus cantigas.
No faltaba El Quijote, creo que el libro predilecto de Pepe y cabría añadir a autores del Siglo XIX, rusos, alemanes y franceses, amén de españoles y en apartado especial a Renán, Rousseau, Voltaire, Darwin, Marx, Bakunin, Koprotquine y cómo contra partida La Biblia y Los Evangelios canónicos. Estos fondos editoriales los guardaba en un cuarto aislado de la vivienda principal, en un principio pues, tras la victoria del General Franco, muchas de las obras estaban prohibidas y hubo de buscarles un escondrijo que yo nunca conocí. Al inicio llamó a su biblioteca " Francisco Ferrer", en honor del anarquista catalán de ese nombre, fusilado en el reinado de Alfonso XIII. Cabe decir aquí que siendo Pepe un devoto del Comunismo Libertario, no compartía los métodos violentos que usaron, por ejemplo, en España el cabecilla Durruti, antes y durante la Guerra Civil.
Del bosquejo de la biblioteca de Pepe, podría deducirse que el trato de favor que me dispensaba podría encubrir una labor de proselitismo; nada más alejado de la realidad. Nunca lo intentó y prueba de ello es que habiendo sido yo un ávido lector de sus libros, nunca me recomendó ninguno de aquellos que giraban en torno al anarquismo, ideario político por el que nunca sentí el menor interés. Ignoro si su actividad bibliográfica se solapó con el activismo político, pero si dejo constancia de este activismo con ocasión de las elecciones habidas, creo que en 1934,
ganadas por la derecha encabezada por Gil Robles, Presidente de la C. E. D. A. En su particular brega electoral, tuvo la ocurrencia de vestir estrafalariamente a un perro mastín que bautizó con un cartel en el que figuraba el nombre del líder derechista, y de esta guisa perro y amo recorren la comarca.
Y aunque desconozco el rédito electoral, aparte del regocijo de las gentes, lo que es cierto es que quedó marcado y por ello prontamente perseguido tan pronto la sublevación franquista del 1936 se hizo con el poder en la provincia leonesa.
Es en este tiempo cuando gana el mote de "El Loco". Al contrario que otros republicanos que huyen a los montes, temerosos de la represión de los vencedores Pepe elige la estrategia de fingirse loco y para ello recurre a actos que puedan hacerlo creíble.
Como primera medida su biblioteca pasa a llamarse Miguel de Cervantes Saavedra, se hace construir una corona de hojalata y se hace llamar unas veces "Rey de los frutales" y otras "Príncipe de los ingenios españoles". Como soporte de su reinado, convierte un prado en vivero de árboles frutales, al que designa como "Granja Fernández". Se hace con letras de molde y con ellas fabrica carteles que se hicieron famosos en toda la comarca.
Todas sus argucias no le evitan repetidas palizas propinadas por la Guardia Civil, pero su audacia creo propició que los civiles dudaran que estuviera en su sano juicio. Pero en estos primeros tiempos y al socaire de su etiqueta de rojo, dos fornidos mocetones uno de Rodicol y otro de Senra, cobardemente le sacaron con engaños de su casa y le propinaron una salvaje paliza que quedaría impune porque un rojo tan destacado poco podía esperar de una justicia pro "Nuevo Régimen". Parece ser que el motivo de la agresión fue una opinión que Pepe dio sobre una boda anunciada entre uno de los agresores y la hermana del otro apaleador.
SEMBLANZA DE D. JOSE FERNANDEZ GUTIERREZ
"EL LOCO DE RODICOL"
Llegado a este punto es cuando el ingenio de Pepe brilla con esplendor. Sin certeza del orden cronológico, puede anotarse que reciente todavía una paliza de la Guardia Civil, acude a una feria de ganado en Murias de Paredes (cabeza del municipio al que pertenece la pedanía de Rodicol), llevando uncidos dos novillos a los que llama Negrín y Azaña (prohombres de la república) y que ata a una argolla situada junto a la puerta del cuartel de la Benemérita. Mal domados los novillos, se empecinan en bajar la cabeza al suelo y Pepe para corregirles la posición les golpea en la cerviz al tiempo que dice "levanta Negrín, cuando querrá Dios que levantes la cabeza", expresión proferida junto al guardia de puertas, increíble, pero cierto.
En este tiempo ensaya otra locura a lomos de su Rocinante al que carga con haces de plantones de frutales y, llevando una pequeña aceitera y numerosos carretes que un día tuvieron hilo y pintados unos de color blanco y otros de negro, convoca al vecindario en las plazas de distintos pueblos cantando las excelencias de los árboles frutales de "La Granja Fernández" y prometiendo el suministro de aceite e hilo, productos muy escasos en aquella época de racionamiento, a todo comprador. Consumada la venta, extrae la aceitera y echa una gota en la vasija que las crédulas comadres llevaban preparada y asimismo suministra carretes al gusto del comprador. Esta operación la repitió en varios pueblos y cuesta creer que las airadas lugareñas no le rompieran la crisma, pero su buena estrella o su ingeniosa verborrea le evitaron cualquier tropiezo y aún se permitía contestar a la pregunta de si los árboles prenderían, con una de sus frases: Los árboles de "La Granja Fernández" todos prenden; el que no prende en la sabia tierra, prende en el purificador fuego.
También le dio por acudir a las ferias de ganado con su bien amado Rocinante cargado de frutales y cubriendo los flancos del caballo con sendos carteles que unas veces decían: "Papá no fumes (gran precursor) que te perjudica, emplea el dinero en comprar árboles de La Granja Fernández, que nos darán rica fruta" y otras con aquél audaz y apenas solapado ataque al Régimen: "Bárbaros, las ideas no se matan, dejad que los arbolicultores locos plantemos árboles, para que los zánganos cuerdos nos coman la fruta".
De estas "danzas carteleras" ya fui yo testigo, y aún tenían lugar cuando era yo un mozalbete. También tengo un recuerdo nítido de otra genialidad, plena de audacia o de temeridad. Pepe debió parte de sus males a la inquina que le profesaba el entonces cacique del pueblo de nombre Valeriano, que quizá para afianzar su poder se había unido al carro de los vencedores, afiliándose a la Falange y prodigando denuncias o sospechas, daba pié a que la Guardia Civil apaleara a más de un acusado, principalmente de poseer armas. En una de estas búsquedas propinaron al "Loco" una soberana paliza, pues bien, seguramente magullado, al siguiente día se presenta en el patio del Cuartel de la Guardia Civil, donde el guardia de puertas le inquiere porque lleva una leña que no había solicitado y "el Loco", impertérrito le responde que el sólo pretende devolverles la "leña" que le habían dado el día anterior. Tal gesto de audacia debió causar tal estupor a los de la Benemérita que no castigaron tal osadía. Para quien ignore los usos y costumbres de aquellos tiempos, conviene explicar que uno de los tributos que los aldeanos de la zona estaban obligados a suministrar la leña que los guardias y sus familias usaban como combustible y que el Cuartel de los civiles se ubicaba en Murias de Paredes, cabeza del municipio del mismo nombre y al que pertenecía Rodicol, distante ocho kilómetros, que Pepe recorrió al paso de su yunta en las condiciones físicas que pueden ser imaginadas. Volviendo atrás en el tiempo, aún no concluida la contienda civil, nuestro hombre protagonizó otra locura en la que dejó constancia de sus dotes teatrales.
"EL LOCO DE RODICOL"
Llegado a este punto es cuando el ingenio de Pepe brilla con esplendor. Sin certeza del orden cronológico, puede anotarse que reciente todavía una paliza de la Guardia Civil, acude a una feria de ganado en Murias de Paredes (cabeza del municipio al que pertenece la pedanía de Rodicol), llevando uncidos dos novillos a los que llama Negrín y Azaña (prohombres de la república) y que ata a una argolla situada junto a la puerta del cuartel de la Benemérita. Mal domados los novillos, se empecinan en bajar la cabeza al suelo y Pepe para corregirles la posición les golpea en la cerviz al tiempo que dice "levanta Negrín, cuando querrá Dios que levantes la cabeza", expresión proferida junto al guardia de puertas, increíble, pero cierto.
En este tiempo ensaya otra locura a lomos de su Rocinante al que carga con haces de plantones de frutales y, llevando una pequeña aceitera y numerosos carretes que un día tuvieron hilo y pintados unos de color blanco y otros de negro, convoca al vecindario en las plazas de distintos pueblos cantando las excelencias de los árboles frutales de "La Granja Fernández" y prometiendo el suministro de aceite e hilo, productos muy escasos en aquella época de racionamiento, a todo comprador. Consumada la venta, extrae la aceitera y echa una gota en la vasija que las crédulas comadres llevaban preparada y asimismo suministra carretes al gusto del comprador. Esta operación la repitió en varios pueblos y cuesta creer que las airadas lugareñas no le rompieran la crisma, pero su buena estrella o su ingeniosa verborrea le evitaron cualquier tropiezo y aún se permitía contestar a la pregunta de si los árboles prenderían, con una de sus frases: Los árboles de "La Granja Fernández" todos prenden; el que no prende en la sabia tierra, prende en el purificador fuego.
También le dio por acudir a las ferias de ganado con su bien amado Rocinante cargado de frutales y cubriendo los flancos del caballo con sendos carteles que unas veces decían: "Papá no fumes (gran precursor) que te perjudica, emplea el dinero en comprar árboles de La Granja Fernández, que nos darán rica fruta" y otras con aquél audaz y apenas solapado ataque al Régimen: "Bárbaros, las ideas no se matan, dejad que los arbolicultores locos plantemos árboles, para que los zánganos cuerdos nos coman la fruta".
De estas "danzas carteleras" ya fui yo testigo, y aún tenían lugar cuando era yo un mozalbete. También tengo un recuerdo nítido de otra genialidad, plena de audacia o de temeridad. Pepe debió parte de sus males a la inquina que le profesaba el entonces cacique del pueblo de nombre Valeriano, que quizá para afianzar su poder se había unido al carro de los vencedores, afiliándose a la Falange y prodigando denuncias o sospechas, daba pié a que la Guardia Civil apaleara a más de un acusado, principalmente de poseer armas. En una de estas búsquedas propinaron al "Loco" una soberana paliza, pues bien, seguramente magullado, al siguiente día se presenta en el patio del Cuartel de la Guardia Civil, donde el guardia de puertas le inquiere porque lleva una leña que no había solicitado y "el Loco", impertérrito le responde que el sólo pretende devolverles la "leña" que le habían dado el día anterior. Tal gesto de audacia debió causar tal estupor a los de la Benemérita que no castigaron tal osadía. Para quien ignore los usos y costumbres de aquellos tiempos, conviene explicar que uno de los tributos que los aldeanos de la zona estaban obligados a suministrar la leña que los guardias y sus familias usaban como combustible y que el Cuartel de los civiles se ubicaba en Murias de Paredes, cabeza del municipio del mismo nombre y al que pertenecía Rodicol, distante ocho kilómetros, que Pepe recorrió al paso de su yunta en las condiciones físicas que pueden ser imaginadas. Volviendo atrás en el tiempo, aún no concluida la contienda civil, nuestro hombre protagonizó otra locura en la que dejó constancia de sus dotes teatrales.
SEMBLANZA DE D. JOSE FERNANDEZ GUTIERREZ
"EL LOCO DE RODICOL"
Sucedió que pastoreando un día el rebaño colectivo de cabras de Rodicol, provocó un incendio que devoró varias hectáreas de un urzal (terreno poblado de brezo). Y aunque por mejora de pastos e incluso para aprovechamiento como leña de mayor poder calorífico de las raíces calcinadas eran frecuentes esos incendios, en aquella ocasión el Presidente de la Junta Vecinal (hoy Alcalde Pedaneo), era el inefable "tío" Valeriano, que no dudó en llevar el caso ante los tribunales. El asunto terminó en la Audiencia Provincial de León. Acudió la Junta denunciante, Valeriano y dos vocales, (uno de estos era mi abuelo paterno), y por supuesto el denunciado que había renunciado a ser acompañado por abogado defensor, razón por la cual le fue asignado un letrado de oficio.
Tan pronto como Pepe conoció al abogado que le había tocado en suerte, se entrevistó con él, sin dejarle opción alguna de defensa, que para eso Pepe había elaborado su propia estrategia defensiva que el abogado asumió sin reparos. La idea de Pepe se entenderá narrando lo sucedido:
Iniciado el juicio y demandada la presencia del acusado, irrumpió éste en la sala tocado con la más cutre de las boinas, con barba de varios días, zurrón
de piel al hombro, vestido con zahones de pastor, calzado con albarcas y apoyándose en un rústico cayado.
Interrogado por el fiscal, aceptó la autoría de los hechos, pero alegando que: habiendo parido una cabra, con el frío moríase el cabritiño y que él hiciera fuego pa calentar al cabritiño, y que después apagara el fuego pero habíase levantao aire, que había prendido los rescoldos y que él no fuera capaz de apagarlo etc.
Tan acabada escenificación y pese a que el trío denunciante protestara contra la farsa, el juez, textualmente, según mi abuelo, exclamara: "quítenme de ahí a ese mamarracho", y el juicio quedó sobreseído. Pero faltaba la segunda parte de esta historia. Pepe había citado al abogado defensor a celebrar el éxito en un cabaret de moda existente en León y cuando ya despojado de su atuendo pastoril, vestido con la elegancia que sabía exhibir, al penetrar en el cabaret le esperaba ya su letrado que estaba acompañado, ¡sorpresa!, por el fiscal que al parecer no podía creer que aquel elegante caballero, pudiera ser el rústico personaje que horas antes le había engañado. Años más tarde me contaba el "Loco" que el fiscal había terminado felicitándole por la tan perfecta escenificación, y habían terminado una amena velada.
Cuando yo contaba unos 15 años, comencé a ser cliente de la biblioteca "Miguel de Cervantes" y fue a partir de entonces cuando conocí múltiples anécdotas hijas de la chispeante agilidad mental del protagonista, de esta incompleta biografía. Citaré algún ejemplo:
Algún año después del inicio de mi relación con él, coincidimos una vez (esta vez sin carteles) en un día de feria en Murias de Paredes, y trabamos conversación con un grupo de mujeres, que no parecían conocer al personaje y como una de ellas le manifestara lo grande que era el mundo con la pregunta ¿no le parece?, Pepe le contestó: -. tiene usted razón, yo hace poco que fui a Rioscuro y me dijeron que el mundo llegaba más allá- (para aclaración, Rioscuro dista 18 km. de Murias).
En otra ocasión, su vecina Esperanza, adquirió un perro al que bautizó con el nombre de Pepe (por supuesto sin ninguna intencionalidad), a los pocos días el "Loco" tenía una perra con el nombre de Esperanza.
En otra ocasión me tocaba a mí ir a pastorear las vacas y fui a pedirle un libro, no estaba en casa pero habiendo llegado enseguida su hermana Alicia, le comento mi visita, tomó un libro y me lo llevó a casa, pero al recibirlo mi madre en la puerta le expuso su temor que me proporcionara lecturas poco convenientes ante lo cual Pepe regresó a su habitáculo, más no habían transcurrido cinco minutos cuando nuevamente era recibido por mi madre con otro libro de cuya idoneidad aseguró a mi madre. Este libro se titulaba "La Urbanidad en Verso".
"EL LOCO DE RODICOL"
Sucedió que pastoreando un día el rebaño colectivo de cabras de Rodicol, provocó un incendio que devoró varias hectáreas de un urzal (terreno poblado de brezo). Y aunque por mejora de pastos e incluso para aprovechamiento como leña de mayor poder calorífico de las raíces calcinadas eran frecuentes esos incendios, en aquella ocasión el Presidente de la Junta Vecinal (hoy Alcalde Pedaneo), era el inefable "tío" Valeriano, que no dudó en llevar el caso ante los tribunales. El asunto terminó en la Audiencia Provincial de León. Acudió la Junta denunciante, Valeriano y dos vocales, (uno de estos era mi abuelo paterno), y por supuesto el denunciado que había renunciado a ser acompañado por abogado defensor, razón por la cual le fue asignado un letrado de oficio.
Tan pronto como Pepe conoció al abogado que le había tocado en suerte, se entrevistó con él, sin dejarle opción alguna de defensa, que para eso Pepe había elaborado su propia estrategia defensiva que el abogado asumió sin reparos. La idea de Pepe se entenderá narrando lo sucedido:
Iniciado el juicio y demandada la presencia del acusado, irrumpió éste en la sala tocado con la más cutre de las boinas, con barba de varios días, zurrón
de piel al hombro, vestido con zahones de pastor, calzado con albarcas y apoyándose en un rústico cayado.
Interrogado por el fiscal, aceptó la autoría de los hechos, pero alegando que: habiendo parido una cabra, con el frío moríase el cabritiño y que él hiciera fuego pa calentar al cabritiño, y que después apagara el fuego pero habíase levantao aire, que había prendido los rescoldos y que él no fuera capaz de apagarlo etc.
Tan acabada escenificación y pese a que el trío denunciante protestara contra la farsa, el juez, textualmente, según mi abuelo, exclamara: "quítenme de ahí a ese mamarracho", y el juicio quedó sobreseído. Pero faltaba la segunda parte de esta historia. Pepe había citado al abogado defensor a celebrar el éxito en un cabaret de moda existente en León y cuando ya despojado de su atuendo pastoril, vestido con la elegancia que sabía exhibir, al penetrar en el cabaret le esperaba ya su letrado que estaba acompañado, ¡sorpresa!, por el fiscal que al parecer no podía creer que aquel elegante caballero, pudiera ser el rústico personaje que horas antes le había engañado. Años más tarde me contaba el "Loco" que el fiscal había terminado felicitándole por la tan perfecta escenificación, y habían terminado una amena velada.
Cuando yo contaba unos 15 años, comencé a ser cliente de la biblioteca "Miguel de Cervantes" y fue a partir de entonces cuando conocí múltiples anécdotas hijas de la chispeante agilidad mental del protagonista, de esta incompleta biografía. Citaré algún ejemplo:
Algún año después del inicio de mi relación con él, coincidimos una vez (esta vez sin carteles) en un día de feria en Murias de Paredes, y trabamos conversación con un grupo de mujeres, que no parecían conocer al personaje y como una de ellas le manifestara lo grande que era el mundo con la pregunta ¿no le parece?, Pepe le contestó: -. tiene usted razón, yo hace poco que fui a Rioscuro y me dijeron que el mundo llegaba más allá- (para aclaración, Rioscuro dista 18 km. de Murias).
En otra ocasión, su vecina Esperanza, adquirió un perro al que bautizó con el nombre de Pepe (por supuesto sin ninguna intencionalidad), a los pocos días el "Loco" tenía una perra con el nombre de Esperanza.
En otra ocasión me tocaba a mí ir a pastorear las vacas y fui a pedirle un libro, no estaba en casa pero habiendo llegado enseguida su hermana Alicia, le comento mi visita, tomó un libro y me lo llevó a casa, pero al recibirlo mi madre en la puerta le expuso su temor que me proporcionara lecturas poco convenientes ante lo cual Pepe regresó a su habitáculo, más no habían transcurrido cinco minutos cuando nuevamente era recibido por mi madre con otro libro de cuya idoneidad aseguró a mi madre. Este libro se titulaba "La Urbanidad en Verso".
SEMBLANZA DE D. JOSE FERNANDEZ GUTIERREZ
"EL LOCO DE RODICOL"
Sabrosa fue una conversación que tuvimos con un cura de la comarca, con fama de Santo varón, cómo el pastor de almas nos sermoneara asegurándonos que para entrar en el Cielo, no había distinción entre pobres y ricos, replicóle que siempre podrían presentar mayor cúmulo de indulgencias los ricos, como rezaban las esquelas mortuorias, añadiendo que ningún pobre podría tener la bendición de su Santidad en alusión al encabezamiento que al menos entonces rezaba, " habiendo recibido la bendición papal".
Al final el pobre cura no sabía que argumentar ante la agudeza crítica del "Loco", y se separó de nosotros.
Habiendo sido durante algunos años una especie de confidente y con la perspectiva que dan los años, creo que Pepe tan a pecho se había tomado su oficio de loco que al final diríase que algo le faltaba en su cerebro, pues el paso de los años había atenuado la virulencia represora y además, Pepe había logrado el milagro de ser casi un amigo de la Benemérita, y sin embargo el prosiguió con sus "locuras", alguna incluso teñida de agresividad, como una discusión sobre linderos propinó una paliza a un joven de Rodicol, sobrino de un cura con influencia en altas esferas eclesiásticas. Tomando en sus manos el asunto el cura, terminó Pepe en la cárcel de León, pero por alguna artimaña judicial de Pepe, el
apaleado ingresó en la misma cárcel, y del tal modo había embrollado Pepe el asunto que cuando el cura quiso liberar al sobrino, tuvo que sacar también al "Loco", pero lo más regocijante fue que coincidiendo ambos expresidiarios, el "Loco" sin una peseta en el bolsillo, logró que su víctima le sufragase el billete para el autobús de regreso a Rodicol. Salvando lo cómico de esta hazaña, desde la distancia se me ocurre considerar alguna circunstancia personal del "Loco". A vía de ejemplo, jamás le oí el menor comentario acerca de su hija. Su pronta separación matrimonial, para algún conocedor de ambos cónyuges, estuvo mezclado por la convulsa situación política, pero, pese a su mutismo, sospecho que el alejamiento que le impusieron de su hija, hacía mella en el ánimo de Pepe, que por fuerza acusaría momentos muy duros que le tocó vivir. Cabe decir aquí, que nuestro hombre no sólo hizo locuras. Él fue quien sufragando los gastos, llevó a Rodicol a un técnico que certificó que en el molino de Rodicol podía instalarse una centralilla eléctrica para dar luz al pueblo. Su propuesta fue rechazada por ser una descabellada idea del "Loco". Pocos años después otro técnico con la misma idea electrificó el pueblo. También y por las mismas fechas le fue rechazada una idea para llevar el agua a terrenos de secano.
Pero el mayor mérito que cabe atribuirle, fue que al socaire de sus novelescas excursiones para venta de los frutales de "La Granja Fernández", pobló de
frutales muchos huertos de la comarca, de cuyos frutos se benefician aún, los en su día embromados compradores.
La última "asonada" de Pepe "El Loco", aconteció en sus últimos tiempos en Rodicol, creo que a comienzos de la década de los 50, cuando yo había superado los 20 años de edad. Narraré la gestación de la "locada". Un día me convocó a su "santa santorum" y me mostró unos folios manuscritos pidiéndome mi opinión y que le corrigiera si advertía alguna falta de ortografía (debo aclarar que Pepe no era manco a la hora de redactar un escrito, pero la ortografía no era su fuerte). Confieso que me quedé estupefacto por el contenido de lo que era una carta fechada un año antes en Los Infiernos, y un sobre en blanco excepto los sellos con un matasellos perfecto y con idéntica fecha a la carta se la enviaba el fallecido cacique del pueblo Valeriano, que en vida había sido su enconado enemigo y al que acusaba además de haber manipulado la última voluntad de su madre. Pues bien, con un lenguaje ocurrente pero intencionadamente vulgar, le preguntaba desde el Averno como iban las cosas por la tierra y especialmente si le alumbraba el sobrino a quien había legado todos sus bienes (alumbrar se decía del encendido de velas por los difuntos en los oficios religiosos). Tras la supuesta pregunta de Valeriano, este añadía que al fin y al cabo poco le importaba, porque aquí ya me alumbran bien, pues me dan cada tizonazo que me joden- (literal).
"EL LOCO DE RODICOL"
Sabrosa fue una conversación que tuvimos con un cura de la comarca, con fama de Santo varón, cómo el pastor de almas nos sermoneara asegurándonos que para entrar en el Cielo, no había distinción entre pobres y ricos, replicóle que siempre podrían presentar mayor cúmulo de indulgencias los ricos, como rezaban las esquelas mortuorias, añadiendo que ningún pobre podría tener la bendición de su Santidad en alusión al encabezamiento que al menos entonces rezaba, " habiendo recibido la bendición papal".
Al final el pobre cura no sabía que argumentar ante la agudeza crítica del "Loco", y se separó de nosotros.
Habiendo sido durante algunos años una especie de confidente y con la perspectiva que dan los años, creo que Pepe tan a pecho se había tomado su oficio de loco que al final diríase que algo le faltaba en su cerebro, pues el paso de los años había atenuado la virulencia represora y además, Pepe había logrado el milagro de ser casi un amigo de la Benemérita, y sin embargo el prosiguió con sus "locuras", alguna incluso teñida de agresividad, como una discusión sobre linderos propinó una paliza a un joven de Rodicol, sobrino de un cura con influencia en altas esferas eclesiásticas. Tomando en sus manos el asunto el cura, terminó Pepe en la cárcel de León, pero por alguna artimaña judicial de Pepe, el
apaleado ingresó en la misma cárcel, y del tal modo había embrollado Pepe el asunto que cuando el cura quiso liberar al sobrino, tuvo que sacar también al "Loco", pero lo más regocijante fue que coincidiendo ambos expresidiarios, el "Loco" sin una peseta en el bolsillo, logró que su víctima le sufragase el billete para el autobús de regreso a Rodicol. Salvando lo cómico de esta hazaña, desde la distancia se me ocurre considerar alguna circunstancia personal del "Loco". A vía de ejemplo, jamás le oí el menor comentario acerca de su hija. Su pronta separación matrimonial, para algún conocedor de ambos cónyuges, estuvo mezclado por la convulsa situación política, pero, pese a su mutismo, sospecho que el alejamiento que le impusieron de su hija, hacía mella en el ánimo de Pepe, que por fuerza acusaría momentos muy duros que le tocó vivir. Cabe decir aquí, que nuestro hombre no sólo hizo locuras. Él fue quien sufragando los gastos, llevó a Rodicol a un técnico que certificó que en el molino de Rodicol podía instalarse una centralilla eléctrica para dar luz al pueblo. Su propuesta fue rechazada por ser una descabellada idea del "Loco". Pocos años después otro técnico con la misma idea electrificó el pueblo. También y por las mismas fechas le fue rechazada una idea para llevar el agua a terrenos de secano.
Pero el mayor mérito que cabe atribuirle, fue que al socaire de sus novelescas excursiones para venta de los frutales de "La Granja Fernández", pobló de
frutales muchos huertos de la comarca, de cuyos frutos se benefician aún, los en su día embromados compradores.
La última "asonada" de Pepe "El Loco", aconteció en sus últimos tiempos en Rodicol, creo que a comienzos de la década de los 50, cuando yo había superado los 20 años de edad. Narraré la gestación de la "locada". Un día me convocó a su "santa santorum" y me mostró unos folios manuscritos pidiéndome mi opinión y que le corrigiera si advertía alguna falta de ortografía (debo aclarar que Pepe no era manco a la hora de redactar un escrito, pero la ortografía no era su fuerte). Confieso que me quedé estupefacto por el contenido de lo que era una carta fechada un año antes en Los Infiernos, y un sobre en blanco excepto los sellos con un matasellos perfecto y con idéntica fecha a la carta se la enviaba el fallecido cacique del pueblo Valeriano, que en vida había sido su enconado enemigo y al que acusaba además de haber manipulado la última voluntad de su madre. Pues bien, con un lenguaje ocurrente pero intencionadamente vulgar, le preguntaba desde el Averno como iban las cosas por la tierra y especialmente si le alumbraba el sobrino a quien había legado todos sus bienes (alumbrar se decía del encendido de velas por los difuntos en los oficios religiosos). Tras la supuesta pregunta de Valeriano, este añadía que al fin y al cabo poco le importaba, porque aquí ya me alumbran bien, pues me dan cada tizonazo que me joden- (literal).
SEMBLANZA DE D. JOSE FERNANDEZ GUTIERREZ
"EL LOCO DE RODICOL"
Después el condenado al fuego eterno le decía en su carta que bien arrepentido estaba de todas las putadas que en vida le había hecho y que de poco le había servido ser una persona de orden (en alusión de su condición de falangista) y que aun le jodería más que a un rojo como Pepe tuviera que verlo un día en el Cielo. La carta proseguía citando a difuntos que en vida no habían sido amigos del "Loco" y que según Valeriano vagaban también por el Infierno, aguantando tizonazos. Después de leer tamaños disparates le manifesté mi convencimiento de que si exhibía tal carta terminaría detenido. "El Loco" que por entonces ya no temía palizas de la Guardia Civil, me contestó que no temía la cárcel, y que exhibiría la carta en la plaza de Murias de Paredes, aprovechando un día de feria o fiesta en dicho pueblo.
No me descubrió qué as guardaba en la manga, lo conocí mas tarde. Dicho y hecho, y el día elegido sobre un tenderete montado en la citada plaza mostró ostentosamente la carta que ahora aparecía pulcramente mecanografiada igual que el sobre. Es fácil imaginar la chirigota que se produjo, pero entre los espectadores estaba la Guardia Civil que procedió a su arresto y de nuevo Pepe dio con sus huesos en la cárcel de León. Y aquí surge de nuevo el ingenio o buena estrella del personaje, cuando la G. Civil descubre pronto quien había mecanografiado la famosa carta. Posiblemente la única máquina de escribir en manos privadas en todo el municipio la poseía el maestro de Lazado (pedanía del municipio) D. Quintín, hombre de prestigio, afecto al Régimen pero que gozaba de simpatías entre tirios y troyanos y con el que Pepe mantenía buenas relaciones. Por inexplicable que parezca; un hombre tan prudente como era D. Quintín fue convencido por el orate de Rodicol para el mecanografiado de la carta luciferina, y como consecuencia se vio involucrado en el expediente que mantenía a Pepe en la cárcel. D. Quintín, con influyentes amistades pudo eludir la cárcel, pero el embrollo era tal, que para salvarse él hubo de sacar de la cárcel a Pepe. Este era el as oculto en la bocamanga y repetición de la faena de años antes con el cura que le había encarcelado. Lo que no se reveló en este último caso fue donde halló un matasellos análogo al usado por el Servicio de Correos.
Poco después de este episodio Pepe me participó su intención de emigrar de nuevo a la Argentina. Yo se lo tomé a broma porque aún habiendo llegado a una especie de entendimiento cordial con la Guardia Civil, consideraba imposible que le facilitasen un certificado de buena conducta, como también creía imposible la obtención del certificado de Penales, requisitos ambos para lograr el pasaporte en aquellos tiempos. Además existía el precedente de su expulsión de la República Argentina. Pese a mis argumentos insistió, y un día me invitó a ir a su cámara secreta para quedarme con los libros que quisiera, y de nuevo no le creía.
Al día siguiente "El Loco" había "volado" y nunca he sabido con certeza cual fue el destino de los libros y tampoco he logrado saber de qué recursos se sirvió para obtener el pasaporte.
Poco después y por versiones confusas supe que había tenido problemas con la policía argentina y que tras una truculenta aventura Pepe-atrás- "El Loco" había terminado en el servicio de la Casa Rosada, residencia del entonces Presidente de la República, el General Perón. ¿Otro de los milagros del "Loco"?.
Su entrada en la casa de Perón fue un hecho contrastado, como contrastado fue que a la caída de Perón no fue represaliado, que obtuvo la jubilación y que en tierras argentinas falleció nonagenario el hombre que, con sus defectos, encandiló a más de una generación de la comarca que le vio nacer.
PIO ALVAREZ MARTINEZ
ALCALA DE HENARES NOVIEMBRE DE 2004
FIN
"EL LOCO DE RODICOL"
Después el condenado al fuego eterno le decía en su carta que bien arrepentido estaba de todas las putadas que en vida le había hecho y que de poco le había servido ser una persona de orden (en alusión de su condición de falangista) y que aun le jodería más que a un rojo como Pepe tuviera que verlo un día en el Cielo. La carta proseguía citando a difuntos que en vida no habían sido amigos del "Loco" y que según Valeriano vagaban también por el Infierno, aguantando tizonazos. Después de leer tamaños disparates le manifesté mi convencimiento de que si exhibía tal carta terminaría detenido. "El Loco" que por entonces ya no temía palizas de la Guardia Civil, me contestó que no temía la cárcel, y que exhibiría la carta en la plaza de Murias de Paredes, aprovechando un día de feria o fiesta en dicho pueblo.
No me descubrió qué as guardaba en la manga, lo conocí mas tarde. Dicho y hecho, y el día elegido sobre un tenderete montado en la citada plaza mostró ostentosamente la carta que ahora aparecía pulcramente mecanografiada igual que el sobre. Es fácil imaginar la chirigota que se produjo, pero entre los espectadores estaba la Guardia Civil que procedió a su arresto y de nuevo Pepe dio con sus huesos en la cárcel de León. Y aquí surge de nuevo el ingenio o buena estrella del personaje, cuando la G. Civil descubre pronto quien había mecanografiado la famosa carta. Posiblemente la única máquina de escribir en manos privadas en todo el municipio la poseía el maestro de Lazado (pedanía del municipio) D. Quintín, hombre de prestigio, afecto al Régimen pero que gozaba de simpatías entre tirios y troyanos y con el que Pepe mantenía buenas relaciones. Por inexplicable que parezca; un hombre tan prudente como era D. Quintín fue convencido por el orate de Rodicol para el mecanografiado de la carta luciferina, y como consecuencia se vio involucrado en el expediente que mantenía a Pepe en la cárcel. D. Quintín, con influyentes amistades pudo eludir la cárcel, pero el embrollo era tal, que para salvarse él hubo de sacar de la cárcel a Pepe. Este era el as oculto en la bocamanga y repetición de la faena de años antes con el cura que le había encarcelado. Lo que no se reveló en este último caso fue donde halló un matasellos análogo al usado por el Servicio de Correos.
Poco después de este episodio Pepe me participó su intención de emigrar de nuevo a la Argentina. Yo se lo tomé a broma porque aún habiendo llegado a una especie de entendimiento cordial con la Guardia Civil, consideraba imposible que le facilitasen un certificado de buena conducta, como también creía imposible la obtención del certificado de Penales, requisitos ambos para lograr el pasaporte en aquellos tiempos. Además existía el precedente de su expulsión de la República Argentina. Pese a mis argumentos insistió, y un día me invitó a ir a su cámara secreta para quedarme con los libros que quisiera, y de nuevo no le creía.
Al día siguiente "El Loco" había "volado" y nunca he sabido con certeza cual fue el destino de los libros y tampoco he logrado saber de qué recursos se sirvió para obtener el pasaporte.
Poco después y por versiones confusas supe que había tenido problemas con la policía argentina y que tras una truculenta aventura Pepe-atrás- "El Loco" había terminado en el servicio de la Casa Rosada, residencia del entonces Presidente de la República, el General Perón. ¿Otro de los milagros del "Loco"?.
Su entrada en la casa de Perón fue un hecho contrastado, como contrastado fue que a la caída de Perón no fue represaliado, que obtuvo la jubilación y que en tierras argentinas falleció nonagenario el hombre que, con sus defectos, encandiló a más de una generación de la comarca que le vio nacer.
PIO ALVAREZ MARTINEZ
ALCALA DE HENARES NOVIEMBRE DE 2004
FIN