Jueves 12 de febrero de 2009| por
A los 68 años de edad, y producto de un prolongado cáncer falleció a las 14:30 horas de hoy el economista Alvaro Bardón.
Bardón era un profesional de origen DC, pero que luego se transformó en un "Chicago boy", debido a su paso por la Universidad de esa ciudad norteamericana donde obtuvo un máster en economía.
Ya en dictadura, se desempeñó como presidente del Banco Central de Chile (1977-1981), subsecretario de Economía (1982-1983), y presidente del Banco del Estado (1988-1990).
También desarrolló una carrera como académico, ejerciendo en el departamento de Economía de la Universidad de Chile hasta el golpe de Pinochet, y a fines de los '80 impulsó la creación de la privada universidad Finis Terrae
Reconocido neoliberal, partidario de achicar el Estado y bajar los impuestos, Bardón también protagonizó varias polémicas por defender las libertades individuales. Incluso, reivindicó en vivo y en directo en un programa matinal, y cigarrillo en mano, el derecho a fumar, en rechazo a la legislación restrictiva contra el tabaco. Pero no sólo eso: también estaba a favor de la legalización de la marihuana.
A los 68 años de edad, y producto de un prolongado cáncer falleció a las 14:30 horas de hoy el economista Alvaro Bardón.
Bardón era un profesional de origen DC, pero que luego se transformó en un "Chicago boy", debido a su paso por la Universidad de esa ciudad norteamericana donde obtuvo un máster en economía.
Ya en dictadura, se desempeñó como presidente del Banco Central de Chile (1977-1981), subsecretario de Economía (1982-1983), y presidente del Banco del Estado (1988-1990).
También desarrolló una carrera como académico, ejerciendo en el departamento de Economía de la Universidad de Chile hasta el golpe de Pinochet, y a fines de los '80 impulsó la creación de la privada universidad Finis Terrae
Reconocido neoliberal, partidario de achicar el Estado y bajar los impuestos, Bardón también protagonizó varias polémicas por defender las libertades individuales. Incluso, reivindicó en vivo y en directo en un programa matinal, y cigarrillo en mano, el derecho a fumar, en rechazo a la legislación restrictiva contra el tabaco. Pero no sólo eso: también estaba a favor de la legalización de la marihuana.
- ¿Cómo era tu padre?
Fue un inmigrante que salió de León, España, muy joven y que por los años 20 se estableció en Buenos Aires. Después se vino a Santiago, contratado por Gath y Chaves, el primer retail que conoció la capital. Aquí se casó y, más tarde, se cambió a Los Gobelinos, como jefe de sección. Vivíamos en San Miguel, en ese entonces una comuna chica que hacía poco había dejado de ser agrícola y en la que se estaba asentando gente de clase media, tipo Caja de Empleados Particulares, para que me entiendas. Después hubo una serie de tomas y se convirtió en una comuna socialista dirigida por Mario Palestro, quien creó una monarquía hereditaria que dura hasta hoy. Mi padre era un hombre leído, que escribía bien, sin faltas de ortografía, como buen hijo de profesor primario. Creía en el mérito y en la responsabilidad personal, en el trabajo bien hecho, en la familia sólidamente constituida... valores, todos, que no calzaban con la mentalidad socialista, tan dada a atribuir la culpa de las propias miserias a los demás: a la sociedad en abstracto, a los explotadores, a los capitalistas, a la CIA, a Pinochet, etc., etc.
Fue un inmigrante que salió de León, España, muy joven y que por los años 20 se estableció en Buenos Aires. Después se vino a Santiago, contratado por Gath y Chaves, el primer retail que conoció la capital. Aquí se casó y, más tarde, se cambió a Los Gobelinos, como jefe de sección. Vivíamos en San Miguel, en ese entonces una comuna chica que hacía poco había dejado de ser agrícola y en la que se estaba asentando gente de clase media, tipo Caja de Empleados Particulares, para que me entiendas. Después hubo una serie de tomas y se convirtió en una comuna socialista dirigida por Mario Palestro, quien creó una monarquía hereditaria que dura hasta hoy. Mi padre era un hombre leído, que escribía bien, sin faltas de ortografía, como buen hijo de profesor primario. Creía en el mérito y en la responsabilidad personal, en el trabajo bien hecho, en la familia sólidamente constituida... valores, todos, que no calzaban con la mentalidad socialista, tan dada a atribuir la culpa de las propias miserias a los demás: a la sociedad en abstracto, a los explotadores, a los capitalistas, a la CIA, a Pinochet, etc., etc.