... qué bonito, qué bonito!. Cuán sabias esas vuestras palabras, amigo Tirso, cuán ciertas, erudito andante y caballero omanés, vos sois un pozo de sabiduría. Verdadera pena la pérdida del espíritu de esos llamados "teleclubs", donde los paisanos se reunían al lado de la chimenea para relatar sus historietas y amoríos.