Fray Tirso envía un informe sobre la posible ubicación de esta ciudad citada ya por Tito Livio, al Catedrático de la Universidad de Granada D. Aureliano Fernández Guerra, que se encontraba realizando un mapa de la provincia romana de Gallaecia. Este catedrático creía que Legio super Urbicum se ubicaba en lo que hoy denominamos el castillo de Luna y ya afinaba bastante, pues otros arqueólogos creen que está en un lugar indeterminado entre Zaragoza y Albacete.
Pero ¿Quién era este cura que se atrevía a dar consejo al catedrático granadino? Ya dijimos que nació en Cornombre en 1838 fue profesor de Estudios Teológicos en Burgos, escribió varios trabajos literarios y de investigación, como este que nos ocupa y llegó a ser Académico de la Historia. En 1889 rechazó la proposición de ser Obispo de Cuenca.
Y ¿en que me baso yo para dar la razón al buen fraile en contra de otros muchos investigadores? Pues en que nosotros tenemos un dato muy valioso en la Carta de Gundisalvo a Frolanus, en este itinerario del Vexu Kamin, que seguimos.
Así dice: "Por camino adelante pasamos el río Luna y otras aldeas y caseríos hasta Riello en las Omañas. Después Pandorado y las ruinas de Urbicua donde los romanos traian el oro que sacaban a los montes del Valle Gordo.”
Cruzando estos datos es fácil concluir, que en estos montones, que encierran los restos del poblado a donde los romanos traían el oro que sacaban del Valle Gordo, duerme la ciudad de Urbicua. Ahora hace falta la mano que sepa despertarla.
Pero ¿Quién era este cura que se atrevía a dar consejo al catedrático granadino? Ya dijimos que nació en Cornombre en 1838 fue profesor de Estudios Teológicos en Burgos, escribió varios trabajos literarios y de investigación, como este que nos ocupa y llegó a ser Académico de la Historia. En 1889 rechazó la proposición de ser Obispo de Cuenca.
Y ¿en que me baso yo para dar la razón al buen fraile en contra de otros muchos investigadores? Pues en que nosotros tenemos un dato muy valioso en la Carta de Gundisalvo a Frolanus, en este itinerario del Vexu Kamin, que seguimos.
Así dice: "Por camino adelante pasamos el río Luna y otras aldeas y caseríos hasta Riello en las Omañas. Después Pandorado y las ruinas de Urbicua donde los romanos traian el oro que sacaban a los montes del Valle Gordo.”
Cruzando estos datos es fácil concluir, que en estos montones, que encierran los restos del poblado a donde los romanos traían el oro que sacaban del Valle Gordo, duerme la ciudad de Urbicua. Ahora hace falta la mano que sepa despertarla.
Ahora hace falta la mano que sepa despertarla.