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CORRECILLAS: Hola a tod@s de nuevo y FELIZ AÑO NUEVO....

Hola a tod@s de nuevo y FELIZ AÑO NUEVO.
Sé que he tardado mucho en escribir y pido perdón a los que me siguen, pero vuelvo a repetir que es muy difícil hacerlo si nadie contesta. A pesar de todo hoy he descubierto para mi sorpresa que hay mucha gente enganchada al foro y a las fotos que se envían... ¡me han hablado incluso de Alemania! ¿os lo podeis creer? Sólo espero que nadie se haga pasar por personas que no son para que esto sea un lugar tranquilo, como es Correcillas y si esas personas que nos siguen desde tan lejos nos dan su opinión esto se animaría más... La verdad que no sé que hacer para animaros a escribir, menos mal que parece que Elena se anima, aunque la dejan como a mí,.. esperando mucho tiempo una respuesta, je, je,.... Quizá Marili cuando se jubile nos acompañe más y, bueno a Rubén no le exigiremos porque ahora tiene que cumplir con sus deberes conyugales, je, je (no te ofendas, es broma)
En fin, y para no cambiar mi sintonía y, para demostrar que soy de palabra (aunque tarde un poco) voy a contaros la famosa historia de cuando saltábamos al pajar de mi abuelo.. La verdad que ya no recordaba muchas cosas de las que cuento pero al ver las fotos y tener que pensar algo que poner vas recordando y, aunque puede que no le importe demasiado a nadie, estoy segura de que muchos recordarán sus "historietas" leyendo esto... Es más, yo misma escribiendo voy recordando más y más.. pero bueno no quiero ser pesada.
Cuando era niña solía ir en verano a Correcillas y con mis primos ibamos a jugar a la era del abuelo... un día dejaron abierta la ventanuca del pajar y no recuerdo quién fue el primero que se decidió a saltar (tampoco estaba lleno de paja porque no han pasado tantíiiiiiiisimos años pero valía, je, je)... al bajar ibas a parar a la calle de abajo, con lo que tenías que dar una vuelta calle arriba para volver a la era y otra vez a saltar, y pa´llá ibamos todos en fila, ja, ja, ja.. ¡qué bien lo pasábamos!... Hasta que mi madre se extraño de vernos subir pero no bajar tantas veces y cuando dió con lo que estábamos haciendo se fastidió, ja, ja... tenía mucho miedo a las culebras y nos decía que podía haber alguna entre la paja, aparte de que podíamos caer y rompernos una pierna, pero por suerte lo único que quedó fué un buen recuerdo más de Correcillas...