A Rosma:
Esa dama que se asoma
al fondo del ventanal,
su encanto tan dulce aflora
que parece una aureola
del espejo celestial,
y es tan bello su mirar
que el sol y el viento otoñal,
no quieren mover sus alas
por poderla contemplar.
Omaña, cuánto enamoras,
de ti no quiero marchar,
que Rosita, luz de aurora
y de esta tierra, Rosal,
a nosotros atesora
ese rostro angelical.
Que te mejores, Rosita. Ya sabes donde estoy para cualquier cosa que necesites. Te lo digo con todo mi corazón. Un beso muy fuerte.
Esa dama que se asoma
al fondo del ventanal,
su encanto tan dulce aflora
que parece una aureola
del espejo celestial,
y es tan bello su mirar
que el sol y el viento otoñal,
no quieren mover sus alas
por poderla contemplar.
Omaña, cuánto enamoras,
de ti no quiero marchar,
que Rosita, luz de aurora
y de esta tierra, Rosal,
a nosotros atesora
ese rostro angelical.
Que te mejores, Rosita. Ya sabes donde estoy para cualquier cosa que necesites. Te lo digo con todo mi corazón. Un beso muy fuerte.