! Oh cielos, que gran fortuna
el que regresa a su cuna
de este Castillo eminente
que en mi alma está presente
y aunque lo veo doliente
desgajado e impotente,
los pesares... a mí cura.
Maldita la desventura
que degajó tu hermosura
conmoviendo a tanta gente,
enjugando de tu frente
el sudor de la locura.
el que regresa a su cuna
de este Castillo eminente
que en mi alma está presente
y aunque lo veo doliente
desgajado e impotente,
los pesares... a mí cura.
Maldita la desventura
que degajó tu hermosura
conmoviendo a tanta gente,
enjugando de tu frente
el sudor de la locura.
Decidme pués el porqué
de verlo tan desvalido,
aterido por el frío
de inviernos tan insolentes,
abrumado en el estío
por calores imponentes,
azotado por el viento
y la lluvia, impenitentes,
pero a pesar de sus furias
y tanto dolor presente,
El Castillo de Benar
permanece en el altar
orgulloso y complaciente,
mirando al cielo estrellar
y al río que pasa ausente.
de verlo tan desvalido,
aterido por el frío
de inviernos tan insolentes,
abrumado en el estío
por calores imponentes,
azotado por el viento
y la lluvia, impenitentes,
pero a pesar de sus furias
y tanto dolor presente,
El Castillo de Benar
permanece en el altar
orgulloso y complaciente,
mirando al cielo estrellar
y al río que pasa ausente.