Filomena, mi adorable abuela, madre de Antonio González Flórez y de su hermana Socorro González Flórez, mi madre.
Se pasaba horas y horas rezando con profunda devoción y recogimiento por sus dos hijos perdidos, sentada, con sus manos apoyadas en el regazo y aquella mirada perdida en el infinito.
Octavio
Se pasaba horas y horas rezando con profunda devoción y recogimiento por sus dos hijos perdidos, sentada, con sus manos apoyadas en el regazo y aquella mirada perdida en el infinito.
Octavio
Azul reposado
que meces la vida
amor encontrado
de tu rebeldía
acerca el murmullo
tu esencia más viva
arrastra a la orilla
el sueño, el arrullo
tu dulce bebida
pasando las horas
que tú rememoras
de Omaña Florida.
Mi madre querida
recuerda a su hermano
memoria perdida
mostrando gozosa
temblando su mano
sutil, perezosa
el agua que alivia
el triste recuerdo
que nuca se olvida.
El alma, el anhelo
de aquella partida
que en vuelo del cielo
se vió sorprendida
sin haber consuelo
en sangre, sudores
ruídos, fragores
la lucha surgida
de tierra en desvelo
rota y dividida
inmersa en el hielo
guerra fraticida
violenta y suicida
sedienta de celo
jamás comprendida
Tu madre
en la ausencia
de ver tu presencia
de Antonio que yace
reza a la Clemencia
su benevolencia
en tan triste trance.
Oh Cielo Infinito
queda y no te marches
y mira el delito
de tantos achaques
de miles de uiltrajes
corazón contrito
que llora a raúdales
sumido en el grito
penas infernales.
Filomena imploras
rasgados suspiros
los seres que adoras
que fueron tus hijos
envueltos en cirios
luces y delirios
ánimas piadosas
ausentes dos rosas
que no están.... contigo.
Octavio (Tavines)
que meces la vida
amor encontrado
de tu rebeldía
acerca el murmullo
tu esencia más viva
arrastra a la orilla
el sueño, el arrullo
tu dulce bebida
pasando las horas
que tú rememoras
de Omaña Florida.
Mi madre querida
recuerda a su hermano
memoria perdida
mostrando gozosa
temblando su mano
sutil, perezosa
el agua que alivia
el triste recuerdo
que nuca se olvida.
El alma, el anhelo
de aquella partida
que en vuelo del cielo
se vió sorprendida
sin haber consuelo
en sangre, sudores
ruídos, fragores
la lucha surgida
de tierra en desvelo
rota y dividida
inmersa en el hielo
guerra fraticida
violenta y suicida
sedienta de celo
jamás comprendida
Tu madre
en la ausencia
de ver tu presencia
de Antonio que yace
reza a la Clemencia
su benevolencia
en tan triste trance.
Oh Cielo Infinito
queda y no te marches
y mira el delito
de tantos achaques
de miles de uiltrajes
corazón contrito
que llora a raúdales
sumido en el grito
penas infernales.
Filomena imploras
rasgados suspiros
los seres que adoras
que fueron tus hijos
envueltos en cirios
luces y delirios
ánimas piadosas
ausentes dos rosas
que no están.... contigo.
Octavio (Tavines)