Campanas de nuestra Omaña
que lleváis en el tañido
el sentimiento que entraña
al corazón su latido.
Repiques de tanto anhelo
que se fueron y pasaron
y a todos nos inundaron
de gratitud y consuelo.
El sonido y la hermosura
que lleváis al voltear
son la divina ternura
de vuestro dulce cantar.
Y ese eterno suspirar
con que regaláis al viento
tanto aliento al respirar
es el eterno sustento
de poderos escuchar
y no poder remediar
lágrimas en mi lamento
que nadie puede enjugar.
Tavines
que lleváis en el tañido
el sentimiento que entraña
al corazón su latido.
Repiques de tanto anhelo
que se fueron y pasaron
y a todos nos inundaron
de gratitud y consuelo.
El sonido y la hermosura
que lleváis al voltear
son la divina ternura
de vuestro dulce cantar.
Y ese eterno suspirar
con que regaláis al viento
tanto aliento al respirar
es el eterno sustento
de poderos escuchar
y no poder remediar
lágrimas en mi lamento
que nadie puede enjugar.
Tavines