Por encima de este pozo, donde iban a lavar, recuerdo que los chicos mayores de la escuela apedrearon a un maestro que había ido a leer al prado. La verdad es que a él había que echarle de comer a parte. ¡¡Daba unos bofetones!!
De lo que se siembra se recoge.
Yo entonces era muy pequeño y todo eso me causaba un estupor enorme. Aquí pescábamos renacuajos cuando éramos pequeños. Espina tiene algunos lugares con un encanto especial, como este. Aquí venían nuestras madres a lavar cuando todavía no existían las lavadoras. Un recuerdo especial para mi madre que tantas coladas hizo en este arroyo.
Olga.