Desde tu casa ves las picotas de los chopos de Entre-las-casas, el viejo camino del Oseo, por donde iban a Brañuelas a coger el tren, la loma del Oseo que todavía guarda el recuerdo de parcelas sembradas de centeno... Ves muchos robles en esa montaña: alguno podría ser centenario. Al pie de la montaña, en el recodo interior de ese camino que te llevaba a Brañuelas y a las minas de Valdelabraña, en ese recodo hay una fuente que aún no se ha secado.