Lástima que todo cambia, nos guste o no! Cada vez quedan menos cosas que son como las recordamos. Algunas se han sustituido porque el progreso es imparable y es normal que ahora no se vaya a lavar al río, si ya hay lavadoras que ahorran ese trabajo. De acuerdo, era típico, entrañable y forma parte de nuestros recuerdos de infancia y todo eso pero la calidad de vida se impone. A otras cosas, sin embargo, no les encuentro sentido. ¿Ejemplo? Mi desilusión cuando, después de unos años sin ir por Espina, comprobé que el camino que llevaba a casa de mi tía Celia (yo siempre iba por la peña, la "calle" no tenía tanto encanto)había desaparecido y que la estrecha y preciosa vereda que bordeaba el reguero se ha convertido en un ancho y feo camino que muere en un puente aún más feo.