Siempre que se trata de describir algo sobre el
Valle Gordo, allí estoy yo y pienso siempre en la cantidad de gente con la que llegué a tratar, tanto cuando iba por el
verano, que en ocasiones era desde el 22 de jumio que nos daban las vacaciones en el
colegio hasta finales de septiembre que volviamos a
Madrid.
Eran unos meses inolvidables. Nos daba tiempo a todo. Ayudar en la hierba a nuestros familiares, al centeno y a las majas, ir a truchas, jugar a los bolos, ir a los
bailes, nateras,
futbol ... (ver texto completo)