He estado varias veces en Colinas en las
casas de agroturismo, soy de
Madrid. Es un
pueblo encantador, o mas bien encantado. Alli el tiempo adquiere otra dimensión y parece que se detuvieran los
relojes a la entrada del pueblo.
Me llama la atención, de los comentarios vertidos por otros, lo que comentan de algunas de sus gentes. Me han tratado siempre estupendamente, y en especial, Gerar y María al igual que Manolo. Poca gente queda como ellos, dispuestos a compartir lo poco o mucho que tengan,
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