Con la distancia que da el paso del tiempo, pienso que hacer una facina era todo un
arte donde el empeño y el esmero hacía que la creación fuera bella y que cumpliera la función de aislar la espiga de la humedad hasta el día de majar. Los manojos se cargaban en la tierra en el
carro y ya en
la era uno a uno iban formando primero la base en círculo con las espigas hacia dentro, y a la mitad de la facina el círculo se iba cerrando hacía arriba acabando con tres o cuatro manojos y al final uno con las
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