FOLLOSO: Me ha encantado la exposición y me ha transportado...

OBRAS PÚBLICAS.

Brigada Municipal, Servicio de Recogida de Basura, Parques y Jardines, Infraestructuras, Comisiones y Patronatos, tod@s estaban incluídas en el Pleno Municipal que se reunía a toque de campana, no quiere decir que se reuniese a toda mecha, sino que se reunía al sol puesto, entre dos y una, al oír el repique de campana, sólo había una, que hacía con habilidad y gracia el alcalde pedáneo o alguno de sus hijos. Había varios toques de campana, a misa, al rosrio, avisando del fuego, a gloria, a boda, a muerto. Todos esos toques se hacían con el badajo de la campana, pero para convocar el Pleno, es decir a todos, a Concejo, se hacía con dos piedras de diferente tamaño repicando la campana. Oído el repique, acudían al pórtico de la Iglesia y allí, gobierno, oposición y todos los funcionarios decidían la "hacendera".

Antes de la hierba, se tenían que adecentar los caminos, la base de muchos de ellos era peña viva, lamida por arroyos y nubes durante el invierno y primavera. El carro tirado por vacas no podría llegar a los pajares. Todos los vecinos salían de hacendera, cortaban unas escobas, las extendían sobre las peñas escarpadas, las cubrían con unos tapines cortados a pala y azada en elguna linde o en campar comunitario y unas paladas de tierra y el camino quedaba dispuesto para acarrear la hierba y el pan. Si entre las dos recolecciones venía una nube y se llevaba los arreglos, se volvía a convocar hacendera.

El clima era, es, bastante extremo. Los lugareños solían decir: " nueve meses de invierno y tres de infierno. La leña para la lumbre era imprescindible. Se pedía un permiso a Montes, y una vez concedido se tocaba a concejo y se decidía dónde se haría la "corta" y cuándo. Decidido el lugar se hacían "quiñones", uno para cada vecino y después se sorteaban. Se cortaba la leña, "trampas" de roble y urces, se dejaba secar en el monte y después se acarreaba para el leñero. Si los caminos no estaban expeditos se volvía a convocar a hacendera. El mismo procedimiento se realizaba para la corta de "fullacos", trampas de roble que se cortaban con toda la hoja y se apilaban formando conos, de tal manera que la hoja quedase guardada de las inclemencias del tiempo y los extremos por donde habían sido cortados los fullacos, hacia fuera, formando un "colmero". Las hojas de esas trampas de roble, dentro del colmero, prensadas, perdían humedad y podríamos decir que eran hojas pasas de roble y servían para alimentar al ganado menudo, cabras y ovejas durante el inviernoo, que no podían salir a pastar al exterior. Una vez pelados los fullacos por el ganado, el tronco y las ramas de la trampa se "picaba" con el machao para hacer leña para las cocinas. Normalmente, había dos cocinas, la nueva, con chapa, corras, tiro, horno, caldera, lugar por dónde se sacaba la "cernada", su barra amarilla y su gancho para "atizar". Hecha en Bilbao. La cocina vieja, no hacía mucho que era la única, era de fuego bajo, con su horno de leña donde se amasaba. En ella se curaba el "samartino". En la cocina vieja solía haber escaños de madera noble, las artesas, las maseras, la trébede, potes, calderas de cobre, pregancias, varales y sarro, mucho sarro. Para curar el samartino se hacía fuego en el lar, se cerraba el tiro para hacer una buena "fumacachera " o "zorrera" que secase la matanza y los taninos del roble fuesen inpregnando las vueltas de chorizos, morcillas dulces, lloscos, medianas, orejas, cintas y jamones.

También se salía de hacendera para arreglar caminos entre pueblos. Recuerdo acompañar a mi padre a hacer hacendera par arreglar el camino Nuevo al Castillo, juntamente con los vecinos de Rosales.

Cuando las nevadas apretaban y los pueblos quedaban incomunicados también se salía de hacendera para abrir " Vuelga" (no estoy seguro que se diga así, ni de que se escriba así, pero así lo recuerdo). Cada Pueblo empezaba a abrir camino por el suyo hasta que se encontraban. El objetivo era comunicarse con Riello donde estaba el médico, telégrafo...

A mi siempre me pareció la hacendera un sistema tan solidario, al igual que las majas, que lo he considerado un elemento transmisor de valores extrordinario. Primaba lo individual, de acuerdo, se quitaba el agua y cada uno tenía su prao y su tierra. Había envidia, de acuerdo, pero ese sentido de lo colectivo, de lo nuestro, de familiaridad, de paisanazgo estaba, está, muy arraigado que da, no diré carta de naturaleza, pero sí un toque especial a sus gentes.
Un abrazo.

Me ha encantado la exposición y me ha transportado a tiempos lejanos pero inolvidables, en Villaceid se hacía todo exactamente igual con ligerísimas variantes, un saludo
Respuestas ya existentes para el anterior mensaje:
Si te ha gustado y has regresado un ratito a la niñez, misión cumplida. Tú sigue deleitandonos con tus escritos sobre La Mina, el origen de los Tusinos.... Sobre la Mina, yo oí a mi padre decir, seguramente leyendas rurales, que las alicatas que hacía el ingeniero para marcar los filones, alguien venía detrás tapando las marcas, y haciendo otras para provocar quiebra, cierre y cambio de amos etc, etc. Pero que la mina era rica.
En la visita que vais a organizar, todas las precauciones son pocas. ... (ver texto completo)