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Hola El Carballo, recuerdo estos días los veraneantes de Folloso. Eran una fuente de conocimientos para mi, aunque a veces como era un poco más pequeño me sintiera desplazado y caía en la cuenta de algunas cosas a tiempo pasado. Para mi lo del tiempo real que se dice ahora, no existía.
Recuerdo a José Luís (Madrid), a Mari Cruz (Astorga), a Marisa (León), ¿te acuerdas? Me enseñasteis a hablar con la "ti". O la necesidad, porque si no entendía el sistema no me enteraba de nada. Tivatimos tia tijutigar tia ticatisa tide tipayicitita... Una vez que aprendí a hablar y a descifrar el código, me quedaba in albis de otras cosas.
Recuerdo una vez en verano, que empezasteis a decir: Tite tihe tivistito tila ticon tipe. ¿Recuerdas? Lo que me costó descifrar, no el código que ya dominaba, sino el mensaje.
Los veraneantes eran un referente, la demostración feaciente que fuera de aquella tierra rodeada de montañas había más, y aquellos veraneantes, familiares de los habitantes cotidianos, lo demostraban. La existencia del mundo exterior no eran explicaciones de los mayores, los veraneantes venían del exterior. Hablaban un poco diferente y vestían también diferente. Los veraneantes eran muy admirados y esa misma admiración nos llevaba a imaginar otros mundos, sus mundos, otra manera de aprender.
Un abrazo.
Recuerdo a José Luís (Madrid), a Mari Cruz (Astorga), a Marisa (León), ¿te acuerdas? Me enseñasteis a hablar con la "ti". O la necesidad, porque si no entendía el sistema no me enteraba de nada. Tivatimos tia tijutigar tia ticatisa tide tipayicitita... Una vez que aprendí a hablar y a descifrar el código, me quedaba in albis de otras cosas.
Recuerdo una vez en verano, que empezasteis a decir: Tite tihe tivistito tila ticon tipe. ¿Recuerdas? Lo que me costó descifrar, no el código que ya dominaba, sino el mensaje.
Los veraneantes eran un referente, la demostración feaciente que fuera de aquella tierra rodeada de montañas había más, y aquellos veraneantes, familiares de los habitantes cotidianos, lo demostraban. La existencia del mundo exterior no eran explicaciones de los mayores, los veraneantes venían del exterior. Hablaban un poco diferente y vestían también diferente. Los veraneantes eran muy admirados y esa misma admiración nos llevaba a imaginar otros mundos, sus mundos, otra manera de aprender.
Un abrazo.