Los morrillos, también les llabámos jeijos, son piedras abundantes en la Lomba cuya principal composición es el cuarzo. Los había enormes, medianos y pequeños como en todo proceso geológico. En algunos lugares se intuía que la roca madre era morrillo puro y duro. Estoy hablando desde las más pura intuición, sin ningún valor científico. Lo que yo creo: roca madre cuarzo; desgaste y fragmentación: grandes morrillos; en superficie: morrillos medianos y jeijos.
Como eran abundantes se utilizaban en paredes. Sin orden ni concierto porque las formas no eran muy apropiadas para las caras externas de las paredes.
La pared que separaba el pajar de la hierba del portal de la era de mi
casa la vi hacer a mi padre y a mi hermano cuando yo era pequeño. Mi hermano me lleva 15 años, por aquella época, en su pleno esplendor físico, para mi era un gigante, le vi subir un morrillo a la mitad de la pared, enorme. Allí quedó como testigo de la fuerza del veterinario de la casa. La explicación fue que como era tan grande ahorraba muchas piedras y la pared había subido unas cuantas cuartas. Lo del adorno en coronación de techumbre dependía más de la forma encontrada del morrillo que del uso normalizado.
Un abrazo.
Como eran abundantes se utilizaban en paredes. Sin orden ni concierto porque las formas no eran muy apropiadas para las caras externas de las paredes.
La pared que separaba el pajar de la hierba del portal de la era de mi
casa la vi hacer a mi padre y a mi hermano cuando yo era pequeño. Mi hermano me lleva 15 años, por aquella época, en su pleno esplendor físico, para mi era un gigante, le vi subir un morrillo a la mitad de la pared, enorme. Allí quedó como testigo de la fuerza del veterinario de la casa. La explicación fue que como era tan grande ahorraba muchas piedras y la pared había subido unas cuantas cuartas. Lo del adorno en coronación de techumbre dependía más de la forma encontrada del morrillo que del uso normalizado.
Un abrazo.
Hola Peña,
Así de repente, si venir a cuento me acabo de acordar que tengo un
morrillo partido con cristalitos de roca dentro (una geoda, hablando
en fino) que encontré en una excursión a Pico Pelado. Se me había
olvidado.
Pues, sí, como tu dices la cuarcita es uno de los "ingredientes"
principales de la montañas de León, aunque a mí me llamaba mucho más
la atención la pizarra, que le daba al terreno un aspecto de milhojas
que a mí de cría me resultaba fascinante. A lo que yo estaba
acostumbrada era al granito de la sierra de Madrid, (con decirte que
las formaciones de roca de la Pedriza de Manzanares me parecían de lo
más de andar por casa... qué visión más sesgada de las cosas se tiene de pequeños:-)
Ana
Así de repente, si venir a cuento me acabo de acordar que tengo un
morrillo partido con cristalitos de roca dentro (una geoda, hablando
en fino) que encontré en una excursión a Pico Pelado. Se me había
olvidado.
Pues, sí, como tu dices la cuarcita es uno de los "ingredientes"
principales de la montañas de León, aunque a mí me llamaba mucho más
la atención la pizarra, que le daba al terreno un aspecto de milhojas
que a mí de cría me resultaba fascinante. A lo que yo estaba
acostumbrada era al granito de la sierra de Madrid, (con decirte que
las formaciones de roca de la Pedriza de Manzanares me parecían de lo
más de andar por casa... qué visión más sesgada de las cosas se tiene de pequeños:-)
Ana
Hola Ana,
Mírala ella con su tesoro encontrado en Pico Pelao!. Yo de Pico Pelao sólo conozco el perfil sur que se ve desde Peña Valdevés (qué raro suena mirar desde uno mismo) y lo que los foreros del otro lado del río han dicho alguna vez.
A mi la pizarra me gustaba por el color y por la propiedad que daba a los tejados de deshacerse de la nieve, cuando en aquellos inviernos- parece que ahora vuelven- "que caían unas curulladas que casi daban las gallinas con el rabo en el cielo". Esta es una expresión que me decía mi padre en los días grises "panza de burra" que hacía frío y era casi seguro que a la noche nevaría. "Venga, vete y pica mucha leña que va a caer una curcullada... "
Y yo picaba leña con el machao con una destreza, que hoy me sorprende muchísimo.
La cubierta de mi casa era un losado y cuando el sol fundía un poco la nieve, se deslizaba y tenías que andar con cuidado para no quedar enterrado. A mi aquello me encantaba, hasta hacía guardia esperando el fenómeno. Entre el ruído que hacía la nieve al caer y el trave que se formaba en la calle que te impedía el paso, todo mezclado, me producía cierto desasosiego de alerta placentero.
¿Qué era lo que te fascinaba de la pizarra, su forma o que te recordaba el dulce? Me parece que eres muy golosilla ¿eh?.
A mi las formaciones de pizarra, pocas y pequeñas que yo veía por Folloso, me parecían paredes horizontales con piedras iguales.
El Parque de la Pedriza no lo conozco, pero he oído hablar de las diferentes formas caprichosas que en él han labrado los agentes de la erosión sobre el granito.
No creo que fuese visión sesgada, más bien influída por el padre y el mundo del padre, visión idealizada. El sesgo implica interés y de rapacines intereses no teníamos.
Un abrazo.
Mírala ella con su tesoro encontrado en Pico Pelao!. Yo de Pico Pelao sólo conozco el perfil sur que se ve desde Peña Valdevés (qué raro suena mirar desde uno mismo) y lo que los foreros del otro lado del río han dicho alguna vez.
A mi la pizarra me gustaba por el color y por la propiedad que daba a los tejados de deshacerse de la nieve, cuando en aquellos inviernos- parece que ahora vuelven- "que caían unas curulladas que casi daban las gallinas con el rabo en el cielo". Esta es una expresión que me decía mi padre en los días grises "panza de burra" que hacía frío y era casi seguro que a la noche nevaría. "Venga, vete y pica mucha leña que va a caer una curcullada... "
Y yo picaba leña con el machao con una destreza, que hoy me sorprende muchísimo.
La cubierta de mi casa era un losado y cuando el sol fundía un poco la nieve, se deslizaba y tenías que andar con cuidado para no quedar enterrado. A mi aquello me encantaba, hasta hacía guardia esperando el fenómeno. Entre el ruído que hacía la nieve al caer y el trave que se formaba en la calle que te impedía el paso, todo mezclado, me producía cierto desasosiego de alerta placentero.
¿Qué era lo que te fascinaba de la pizarra, su forma o que te recordaba el dulce? Me parece que eres muy golosilla ¿eh?.
A mi las formaciones de pizarra, pocas y pequeñas que yo veía por Folloso, me parecían paredes horizontales con piedras iguales.
El Parque de la Pedriza no lo conozco, pero he oído hablar de las diferentes formas caprichosas que en él han labrado los agentes de la erosión sobre el granito.
No creo que fuese visión sesgada, más bien influída por el padre y el mundo del padre, visión idealizada. El sesgo implica interés y de rapacines intereses no teníamos.
Un abrazo.