Verano. Es la hora de la siesta. A dos rapaces no les gusta echarse la siesta, prefieren otras cosas, buscar nidos, hacer "tiratacos" con ramas de saúco,... ¡yo que sé!
¿Vamos a coger moras? Moras de zarza, no de mora. ¿Para qué? Para hacer un "mojicón". No estoy muy seguro que sea esta la palabra, ¡hace tantos años!
Y ¿Qué es un "mojicón"? Se cogen moras, de zarza, se mezclan con azúcar, se machacan un poco, y se comen. Tampoco estoy muy seguro de la receta.
Los dos rapaces empiezan a recolectar moras en la Fuente de Arriba, camino de la LLamas de la Iglesia, por los zarzales que adornan las paredes de los "praos"de la Vega y siguiendo las paredes de los "praos" llegan a la Fuente de Abajo, con un "tanque" lleno de hermosas y jugosas moras; un tanque es, o era un recipiente de aluminio o porcelana, que se empleaba para beber, sacar agua del cubo que se había traído de la fuente y para cualquier otra cosa que al usuario se le pudiera ocurrir.
Hasta ahí todo fue bien, pero a la altura de la Iglesia, ocurrió algo que solamente los dos "rapaces" protagonistas del hecho, conocen y que dió "casi" al traste con el soñado "mojicón".
Cariñosos saludos para todos los foreros "follosinos" y en especial para uno de los protagonistas de esta pequeña aventura.
¿Vamos a coger moras? Moras de zarza, no de mora. ¿Para qué? Para hacer un "mojicón". No estoy muy seguro que sea esta la palabra, ¡hace tantos años!
Y ¿Qué es un "mojicón"? Se cogen moras, de zarza, se mezclan con azúcar, se machacan un poco, y se comen. Tampoco estoy muy seguro de la receta.
Los dos rapaces empiezan a recolectar moras en la Fuente de Arriba, camino de la LLamas de la Iglesia, por los zarzales que adornan las paredes de los "praos"de la Vega y siguiendo las paredes de los "praos" llegan a la Fuente de Abajo, con un "tanque" lleno de hermosas y jugosas moras; un tanque es, o era un recipiente de aluminio o porcelana, que se empleaba para beber, sacar agua del cubo que se había traído de la fuente y para cualquier otra cosa que al usuario se le pudiera ocurrir.
Hasta ahí todo fue bien, pero a la altura de la Iglesia, ocurrió algo que solamente los dos "rapaces" protagonistas del hecho, conocen y que dió "casi" al traste con el soñado "mojicón".
Cariñosos saludos para todos los foreros "follosinos" y en especial para uno de los protagonistas de esta pequeña aventura.
Bienvenido Robledo,
Anónimo ya te contestará y nos dará mas detalles de vuestras andanzas y correrías por nuestro espacio común, en tiempos, como tú dices, ya lejanos pero que gusta recordar. Yo quiero darte la bienvenida y felicitarte por dar el paso de contarnos cosas de aquellos tiempos. Esperamos que tu manifestación no sea solamente para dar la prueba que te pedía Anónimo, sino que se convierta en algo habitual para avivar el recuerdo de un pueblo y de las vivencias de sus habitantes.
Sobre el "mojicón", Anónimo ya nos aclarará. Es mi diccionario de dudas, aunque el dice que le paso los entuertos. Yo también recogía moras en el "tanque", ¿te recuerdas El Carballo?. Creo que le decíamos, "majón". Las majábamos. En las majas se separaba la paja del grano y con el "majón" separábamos el jugo de las semillas. Recuerdo las moras de tres tipos, cuatro, si cuento las del moral, árbol, del huertín-jardín de Cándida. En él crecían los lirios morados, las azucenas blancas, las rosas rojas, rosas y blancas y dando sombra a todo, el moral con aquellas moras grandes, alargadas y peludas. Las que más me gustaban eran las más pequeñas, tenían cuatro o seis granos, gordos, separados y en su sabor dulce se deslizaba un toque de agrio (nunca decíamos acido); habia otras con muchos más granos, más menudos y apretados y estaban muy dulces, pero tenían un sabor que no sé calificar, pero a mi me sabían igual que olían las hormigas; y después estaban las más gordas, de granos más henchidos, con mucho jugo y eran las mejores para hacer los "majones". Recuerdo un moral-zarzal formando cuatro cuetos redondeados con sus vallinas, cargados de moras verdes, rojas y enlutadas que todos los días cogías y cada día tenía más y más negras y más dulces. Estaba en el camino, sendero, para ir a la Reguera, después del Campar de la Foguera, en una especie de cañal que separaba el extremo este del "prao" Cuartero y las tierras de las Cuevas. Las tierras estaban bastante elevadas y en la linde con el cañal crecían escobas que supongo protegían el zarzal de los vientos del norte y lo convertían en un buen granero de moras para los follosinos que íbanos con las vacas para la Reguera, El Carballo, Llamasdequintas o Villamil.
Como siempre ya me he ido por los Cerros, no de Úbeda, sino del Oseo que quedaba enfrente de las moras del camino de la Reguera.
Espero con agradecimiento más "batallitas del abuelo".
Un abrazo.
Anónimo ya te contestará y nos dará mas detalles de vuestras andanzas y correrías por nuestro espacio común, en tiempos, como tú dices, ya lejanos pero que gusta recordar. Yo quiero darte la bienvenida y felicitarte por dar el paso de contarnos cosas de aquellos tiempos. Esperamos que tu manifestación no sea solamente para dar la prueba que te pedía Anónimo, sino que se convierta en algo habitual para avivar el recuerdo de un pueblo y de las vivencias de sus habitantes.
Sobre el "mojicón", Anónimo ya nos aclarará. Es mi diccionario de dudas, aunque el dice que le paso los entuertos. Yo también recogía moras en el "tanque", ¿te recuerdas El Carballo?. Creo que le decíamos, "majón". Las majábamos. En las majas se separaba la paja del grano y con el "majón" separábamos el jugo de las semillas. Recuerdo las moras de tres tipos, cuatro, si cuento las del moral, árbol, del huertín-jardín de Cándida. En él crecían los lirios morados, las azucenas blancas, las rosas rojas, rosas y blancas y dando sombra a todo, el moral con aquellas moras grandes, alargadas y peludas. Las que más me gustaban eran las más pequeñas, tenían cuatro o seis granos, gordos, separados y en su sabor dulce se deslizaba un toque de agrio (nunca decíamos acido); habia otras con muchos más granos, más menudos y apretados y estaban muy dulces, pero tenían un sabor que no sé calificar, pero a mi me sabían igual que olían las hormigas; y después estaban las más gordas, de granos más henchidos, con mucho jugo y eran las mejores para hacer los "majones". Recuerdo un moral-zarzal formando cuatro cuetos redondeados con sus vallinas, cargados de moras verdes, rojas y enlutadas que todos los días cogías y cada día tenía más y más negras y más dulces. Estaba en el camino, sendero, para ir a la Reguera, después del Campar de la Foguera, en una especie de cañal que separaba el extremo este del "prao" Cuartero y las tierras de las Cuevas. Las tierras estaban bastante elevadas y en la linde con el cañal crecían escobas que supongo protegían el zarzal de los vientos del norte y lo convertían en un buen granero de moras para los follosinos que íbanos con las vacas para la Reguera, El Carballo, Llamasdequintas o Villamil.
Como siempre ya me he ido por los Cerros, no de Úbeda, sino del Oseo que quedaba enfrente de las moras del camino de la Reguera.
Espero con agradecimiento más "batallitas del abuelo".
Un abrazo.