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FOLLOSO: Hola resalada,...

Iba a actualizar la Anapedia con la definición de llapín que Miguel ha puesto
en los otros lares (Campo). Pero me queda una duda que Peña puede aclarar...
ya sabemos cómo disparas y cómo barres ¿pero en qué dirección limpias el
pocillo?

Ana

Hola resalada,

Antes de nada, no nos prives de tu definición de "llapín", por favor.

Limpiaba, dependiendo como cogiese la botella del destilado. Si la cogía con la izquierda, el limpiado lo hacía en sentido contrario de las agujas del reloj, si la botella la asía con la derecha, el barrido liqüeril lo hacía en el sentido de las agujas del medidor del tiempo con agujas.
Todo esto me recuerda el tópico falso de cómo hace el remolino el agua en los desagües, dependiendo de si estás en diferente hemisferio. Siempre lo hace en el mismo sentido.
Desconocía "el llapín", en mi casa se utilizaba "el gotín" para el vino y "las gotinas" para el orujo o brandy (el güísqui no se utilizaba) y si se añadía al café, era un perfume o una caridad.
Recuerdo las mañanas de verano, al amanecer, tenía que ir a llevar las vacas al monte de Abajo, se solían dejar en la Molineta, o subirlas hasta el Jardín para que enfilaran para los pastizales de Oceo. El despertar era costoso y asumir la realidad casi imposible para una criatura de edades tan tempranas. El mejor despertador era una copina, un dedal, de orujo gallego, de un trago. Fuerte, fortísimo. Decían los mayores que mataba hasta las "galapas". Estas debían de ser unos parásitos de prados muy encharcados que atacaban el hígado de algunos rumiantes e impedían su desarrollo normal y se convertían en unos jatos algo liliputienses. Les hacían un tratamiento con unos medicamentos en forma de bolas y su aplicación era: hacerles tragar unas bolas para matar las "galapas".

Después de ingerir la copina-dedal de un trago y perder el aliento por unos segundos y después de introducir aire en los pulmones hasta en el uúltimo alvéolo con ayuda incosciente del diafragam, los ojos se agrandaban, el estómago empezaba a segregar y las salivares por simpatía te llenaba la boca de agua como si estuvieses viendo el mejor pincho de los hermanos Roca. En ese momento se acercaba la dueña de tu ser y te ofrecía con todo el dulzor de su sonrisa, aquella "reboja" de pan con" manteca", regada con aquella especie de tela de arraña, tejida con hilos de miel milfrores oscura y brillante. Después del primer bocado desaparecía aquel sabor seco del matador de "galapas" y estabas dispuesto a llevar el ganado hasta el fin del mundo.

Un abrazo.