Por San Andrés casi siempre mi padre solía ir a la feria caballar que se celebraba en León y siempre le oí contar que era de las mejores para ver o comprar cualquier equino. Cuando volvía solía caer la primera "curcullada", se formaban los primeros "trabes" de nieve amontonada por el viento y se solía celebrar concejo para hacer "buelga" si la nevada había sido de envergadura. Si la nevada era de poca monta, cada vecino abría su camino hacia la cuadra, hacia el leñero y hacia la fuente para que el ganado saliese a beber agua. Se daba oficialmente la entrada al invierno con la derrita y todo el samartino iba curando, absorbiendo los taninos en la cocina vieja con los barales llenos. Los ganados se quedaban en la cuadra y a esperar la primavera.
Días más tarde, lo que ahora se conoce más popularmente por "el puente", que unos llaman de la Purísima y otros de la Constitución, se celebrba el día de la Madre, el 8 de Diciembre, fiesta religiosa de La Purísima Inmaculada Concepción. Había que hacer en la escuela la postal para la madre y escribir cuatro letras con aquellas plumillas encajadas en aquellos palilleros, unos demasiado gordos y otros demasiado finos que ibas mojando en los tinteros de loza blanca plantados en los agujeros redondos de los pupitres carcomidos. Con toda la atención ibas haciendo los trazos, que cuando iban de arriba abajo, el camino sembrado en el papel tenía forma y tamaño deseado, pero cuando el trazo era hacia arriba, a veces, el plumín se enganchaba en el papel, temblaba, y un sinfín de gotitas minúsculas de color azul emborronaban el campo blanco aún de "baco". Y vuelta a empezar, ahora con más miedo y mucha más inseguridad. Al final, por fin, libre de borrones, tenías tu joya, entre tierna y ridícula, que entregabas a tu Inmaculada con todo el amor del mundo. Entonces venía la relajación, después de recibir el contacto tierno del abrazo y el regalo más preciado de las palabras que te reconocían único, y te sentías poseedor de aquel bien interminable que llamamos mamá.
Un abrazo.
Días más tarde, lo que ahora se conoce más popularmente por "el puente", que unos llaman de la Purísima y otros de la Constitución, se celebrba el día de la Madre, el 8 de Diciembre, fiesta religiosa de La Purísima Inmaculada Concepción. Había que hacer en la escuela la postal para la madre y escribir cuatro letras con aquellas plumillas encajadas en aquellos palilleros, unos demasiado gordos y otros demasiado finos que ibas mojando en los tinteros de loza blanca plantados en los agujeros redondos de los pupitres carcomidos. Con toda la atención ibas haciendo los trazos, que cuando iban de arriba abajo, el camino sembrado en el papel tenía forma y tamaño deseado, pero cuando el trazo era hacia arriba, a veces, el plumín se enganchaba en el papel, temblaba, y un sinfín de gotitas minúsculas de color azul emborronaban el campo blanco aún de "baco". Y vuelta a empezar, ahora con más miedo y mucha más inseguridad. Al final, por fin, libre de borrones, tenías tu joya, entre tierna y ridícula, que entregabas a tu Inmaculada con todo el amor del mundo. Entonces venía la relajación, después de recibir el contacto tierno del abrazo y el regalo más preciado de las palabras que te reconocían único, y te sentías poseedor de aquel bien interminable que llamamos mamá.
Un abrazo.
¿Qué significa "hacer buelga"? ¿quitar la nieve de la carretera? Al
principio, leyendo con prisas, pensé que decía "huelga", pero se
me hacía raro. No es como las curulladas tardías de Mayo, cuando sí se
puede hacer huelga hasta que la nieve se derrita sola.
Ana
PS. Feliz cumpleaños para Povisa con (mucho) retraso.
principio, leyendo con prisas, pensé que decía "huelga", pero se
me hacía raro. No es como las curulladas tardías de Mayo, cuando sí se
puede hacer huelga hasta que la nieve se derrita sola.
Ana
PS. Feliz cumpleaños para Povisa con (mucho) retraso.