Todavía por aquellas fechas no poseíamos el instrumento de convivencia que conmemoramos todos los años el 6 de diciembre, por tanto el puente del año 1970 no tenía dos fechas alternas para poder construir el acueducto de cinco días que te pueden bombardear, cosa curiosa, evitanto tener aviones en el cielo. Aquel año el día 8 cayó en martes, por tanto el lunes era un día perfecto para hacer puente. Ya estaba anunciado de tiempo atrás y todos lo esperábamos como agua de mayo, aunque estuviésemos en Diciembre.
Llevaba desde primeros de septiembre, cumpliendo, con otros muchos, con el deber patrio de hacer la mili, en la 2ª Compañía del 1r. Batallón, del insigne Campamento del Ferral de Bernesga en San Andrés del Rabanedo, León. Por aquellos entonces vivía en Palencia, tenía 23 años y estaba en plena explosión que te da la juventud. Eran tiempos de amistades profundas, de amores, de ideales que arraigan, de valores que te conforman y determinan, de aspiraciones, de sueños, de utopía en definitiva. El contraste con la relidad que te tocaba vivir era tan fuerte que te suministraba elementos y argucias para poder sobrellevarlo de la mejor manaera posible. Consideraba que era una gran pérdida de tiempo; para no amargarme, me especialicé en escaquearme de todo. Había dos Cabos primeros, asturianos, uno llevaba el apellido Arias, de Mieres y de Oviedo. Yo simpatizaba con Gijón, La calle Corrida, la cafetería El Guinea, Cimadevilla, el Musel, La Calzada..., entraba en el juego de "carballones", " del culo mullao" y se estableció una buena relación entre ellos, el Alférez de Complemento de Zamora y nuestra pandilla, tres palentinos y tres pucelanos que todas las tardes éramos la envidia, compartiendo los embutidos y las latillas, regadas con buenos tragos de nuestra bota "Gregoria". Yo usando mi manera de ser, "muso", "muso", me escaqueaba de todo y bien me iba a leer, a descansar o a tomar el sol a cualquier abrigo que te sirviese de refugio de los fíos de aquel Costerón estéril y polvoriento. "Hoy no te escapas, cagon mi madre"- me decía uno de los Cabos y en cuanto se daba la vuelta y se la volvía a dar ya se oía: "me cagon mi moadre, ese cabrón ya se fugó". "Alto". Paraba la compañía, miraba, buscaba, y nunca me encontraba. Llegó a decir que era algo meigo. Y así fue como me escaqueé de todo, tiro y granadas incluídas.
Todos esperábamos el puente de la Purísima con verdadero fervor religioso. Los veteranos, los que hacían la mili entera en el Ferral, tenían, algunos, un pequeño negocio con los autobuses del fin de semana. Se encargaban de contabilizar, y de cobrar el billete a, nosotros, los reclutas. Todos pagábamos el plus y no importaba porque ibas a casa el fin de semana. Aquel era especial, había puente, casi cuato días.
El miércoles empezaron a correr rumores de que no habría fin de semana. Que si el coronel no estaba agusto con la instrucción, que si... Nosotros, seguimos el principio de acción-reacción. A cenar íba muy poca gente, el rancho era malo, y todo el mundo se las arreglaba de alguna manera o de otra. Se corrió la voz y fuimos todos a cenar, pero además, marcando los pasos con toda la fuerza del mundo para que se nos oyera. Nada más entrar en el comedor nos recibió el Capitán con una arenga. " ¿qué creíais, que no tenía para daros de comer, Cabrones? El menú: sopa de fideos, dos huevos duros y manzana. Hubo para todos y hasta se podía repetir. Nosotros queríamos sorprender y crear problemas. Nos conformamos con decir: " ¡por lo menos se lo han gastado".
Después de cenar, siguieron los rumores y la cosa cada vez pintaba más fea. Ningún oficial había marchado a la capital como cada día hacían los que no tenían servicios. Por primera vez se repatieron armas con balas de verdad a los veteranos. Por el campamento patrullaban tanquetas. Aquello ya no era en capricho de un coronel, detás tenía que habe algo gordo. El no tener información da rienda suelta a la imaginación y el comentario no tiene freno y el miedo se va adueñando del verbo, más el sustrato que todos teníamos de la "guerra"... Seguramente fue la palabra que más veces oímos pronunciar a nuestros mayores y siempre asociada a las mayores calamidades. Nos vimos inmeros en otra guerra. Fueron un sábado, un domingo y un martes larguísimos. El lunes fue normal y se nos informó, no mucho, que habían secuestrado al consul emérito de Alemania Federal.
El día dos ETA había secuestrado al Consul Alemán. El día 3 empezaba en Burgos el consejo de guerra conocido como el Proceso de Burgos. El día 5 se Declaró el Estado de Excepción en el País Vasco. Y yo me quedé sin puente de la Inmaculada y pasé mucho, mucho miedo.
Un abrazo.
Llevaba desde primeros de septiembre, cumpliendo, con otros muchos, con el deber patrio de hacer la mili, en la 2ª Compañía del 1r. Batallón, del insigne Campamento del Ferral de Bernesga en San Andrés del Rabanedo, León. Por aquellos entonces vivía en Palencia, tenía 23 años y estaba en plena explosión que te da la juventud. Eran tiempos de amistades profundas, de amores, de ideales que arraigan, de valores que te conforman y determinan, de aspiraciones, de sueños, de utopía en definitiva. El contraste con la relidad que te tocaba vivir era tan fuerte que te suministraba elementos y argucias para poder sobrellevarlo de la mejor manaera posible. Consideraba que era una gran pérdida de tiempo; para no amargarme, me especialicé en escaquearme de todo. Había dos Cabos primeros, asturianos, uno llevaba el apellido Arias, de Mieres y de Oviedo. Yo simpatizaba con Gijón, La calle Corrida, la cafetería El Guinea, Cimadevilla, el Musel, La Calzada..., entraba en el juego de "carballones", " del culo mullao" y se estableció una buena relación entre ellos, el Alférez de Complemento de Zamora y nuestra pandilla, tres palentinos y tres pucelanos que todas las tardes éramos la envidia, compartiendo los embutidos y las latillas, regadas con buenos tragos de nuestra bota "Gregoria". Yo usando mi manera de ser, "muso", "muso", me escaqueaba de todo y bien me iba a leer, a descansar o a tomar el sol a cualquier abrigo que te sirviese de refugio de los fíos de aquel Costerón estéril y polvoriento. "Hoy no te escapas, cagon mi madre"- me decía uno de los Cabos y en cuanto se daba la vuelta y se la volvía a dar ya se oía: "me cagon mi moadre, ese cabrón ya se fugó". "Alto". Paraba la compañía, miraba, buscaba, y nunca me encontraba. Llegó a decir que era algo meigo. Y así fue como me escaqueé de todo, tiro y granadas incluídas.
Todos esperábamos el puente de la Purísima con verdadero fervor religioso. Los veteranos, los que hacían la mili entera en el Ferral, tenían, algunos, un pequeño negocio con los autobuses del fin de semana. Se encargaban de contabilizar, y de cobrar el billete a, nosotros, los reclutas. Todos pagábamos el plus y no importaba porque ibas a casa el fin de semana. Aquel era especial, había puente, casi cuato días.
El miércoles empezaron a correr rumores de que no habría fin de semana. Que si el coronel no estaba agusto con la instrucción, que si... Nosotros, seguimos el principio de acción-reacción. A cenar íba muy poca gente, el rancho era malo, y todo el mundo se las arreglaba de alguna manera o de otra. Se corrió la voz y fuimos todos a cenar, pero además, marcando los pasos con toda la fuerza del mundo para que se nos oyera. Nada más entrar en el comedor nos recibió el Capitán con una arenga. " ¿qué creíais, que no tenía para daros de comer, Cabrones? El menú: sopa de fideos, dos huevos duros y manzana. Hubo para todos y hasta se podía repetir. Nosotros queríamos sorprender y crear problemas. Nos conformamos con decir: " ¡por lo menos se lo han gastado".
Después de cenar, siguieron los rumores y la cosa cada vez pintaba más fea. Ningún oficial había marchado a la capital como cada día hacían los que no tenían servicios. Por primera vez se repatieron armas con balas de verdad a los veteranos. Por el campamento patrullaban tanquetas. Aquello ya no era en capricho de un coronel, detás tenía que habe algo gordo. El no tener información da rienda suelta a la imaginación y el comentario no tiene freno y el miedo se va adueñando del verbo, más el sustrato que todos teníamos de la "guerra"... Seguramente fue la palabra que más veces oímos pronunciar a nuestros mayores y siempre asociada a las mayores calamidades. Nos vimos inmeros en otra guerra. Fueron un sábado, un domingo y un martes larguísimos. El lunes fue normal y se nos informó, no mucho, que habían secuestrado al consul emérito de Alemania Federal.
El día dos ETA había secuestrado al Consul Alemán. El día 3 empezaba en Burgos el consejo de guerra conocido como el Proceso de Burgos. El día 5 se Declaró el Estado de Excepción en el País Vasco. Y yo me quedé sin puente de la Inmaculada y pasé mucho, mucho miedo.
Un abrazo.