Aunque parezca mentira, los
monumentos más preciados del
pueblo son sin duda alguna, los "
palomares" y las "
bodegas", aunque la mayoría de ellos están ya en
ruinas. Sin embargo, algunas reformas en unos y otras, hacen posible que se puedan presenciar "in situ", su evolución a lo largo del tiempo.
Construidas desde muy antiguo, a pico y pala, han sido siempre escenario de encuentro para gran número de habitantes de la localidad, no sólo para la elaboración del vino, sino también como punto de
reunión entre familiares o
amigos para el disfrute compartido del buen yantar o del buen beber, antesala que da pie para entonar cantos y donde algunos se han formado como trovadores.
Otro de los monumentos es la
Torre de la
Iglesia, una de las pocas en
España de origen Mudéjar, separada del cuerpo principal, destaca por su sobriedad y su enorme altura.