Ojalá hubiera truchas, no para pescarlas, sino para ver cómo remontan el Cea. Hay osos, pero de dos patas. Sin embargo, echo de menos las canoas que en otros tiempos no muy lejanos surcaban nuestro
río, era un atractivo más del
pueblín nuestro de cada día.
Saludos de nuevo. J. C. Martinez