Hablar de
Genicera es situarnos en la cabecera del Vallico, donde el terreno se suspende y casi levita en el remate de la Collada de Ubierzo (Collada de
Valdeteja) para descender rápidamente hacia el Curueño.
Toda su propiedad comunal vierte
aguas al Torio y siempre perteneció a la Mediana, nombre con el que se conoce a toda la zona del
Ayuntamiento de
Cármenes. Nos encontramos con dos hipótesis sobre el origen de Genicera: una sitúa su origen en los
pueblos mozárabes y la otra que el nombre deriva de la palabra “genciana”, muy abundante en esta zona.
En cualquier caso Genicera es un gran
pueblo de
montaña,
piedra y verde, aguas y luz. Sus
blasones aun visibles en
casas solariegas,
torres de vigilancia y castros defensivos, como el impresionante reducto cerrado donde se enclava la
iglesia, nos descubren un pasado de abolengo y una
historia densa y rica, que nadie desgraciadamente escribió.
Genicera está muy extendida alrededor de sus ribazos, y ello ocasionó la necesidad de precisar los emplazamientos de las diversas partes del pueblo con una variedad de denominaciones para sus pequeños núcleos: El
Barrio, So las
Huertas, So la Cerca, Cascallón, Tras la Iglesia, Callejo la Juana, La Carrera, La Palera, El Coto y El Caminico.
Territorio de aguas, hay fresquísimas
fuentes como la de Fucheros, Doña Maria (en la collada) Fejabudo, Arganosa, Casares... Riachuelos como el de la Palera y Gorguera, regueros como el del Truébano y el de Las Raneras y el
Río Valverdín.
Iglesia,
escuela, tres
molinos, tres
puertos de
ganado, tres
torreones de orden y dos antiguos poblados, dieron a Genicera una importante capital, como
puerta de la Mediana desde muchos siglos atrás. Hay que recordar que el acceso por la actual
carretera León-Collanzo es muy reciente, pues no era utilizable el paso por las Hoces de
Vegacervera.
Repasamos a continuación los restos históricos:
-Una cosa solariega, hoy restaurada, exhibe una piedra muy antigua con arpilleras defensivas
medievales, y en su portal interior un hermoso
escudo. Se trata de una orden de caballería, probablemente la de los caballeros del
santo sepulcro de Jerusalén. En su interior se encontró después de la quema de la guerra un precioso
Cristo de plata,
románico, perteneciente a un
vía crucis que aún se conservaba a principios del siglo XX.
-Una vasija de madera que se conserva en la
casa del Presidente de la Junta Vecinal. Se trata de una pieza de impresionante valor, con una
antigüedad probablemente superior a los 2000 años. Solo existe otra en
España de estas características.
-De cuanto se ha conservado hay que citar, por su valor
artístico, su
cruz procesional y sus dos
pendones.
-Genicera exhibió hasta hace muy poco, tres torreones en los puntos estratégicos del pueblo, y su origen resulta, una vez más, desconocido. Podría tratarse de bastiones defensivos medievales o bien torres vigías de las rutas arrieras, aunque su número parece excesivo. De los tres torreones, dos fueron completamente demolidos después de la guerra, para aprovechar su piedra, pero otro se puede aún ver, con su planta circular, en la parte trasera de la casa solariega apellidada Casa Pablones.
-Queda constancia de dos poblados hoy desaparecidos, de los que no se conservan noticias muy precisas:
· Los Casares. Muy cerca de la Collada de Ubierzo (Collada de Valdeteja). Se cuenta del mismo una historia muy repetida en toda la zona: La de su último habitante, una mujer muy vieja cuya vecindad se disputaban Genicera y
Valverde de Curueño. La mujer decidió avecindarse en Genicera, y así a su muerte todos los terrenos de Casares pasaron a este pueblo.
·
San Esteban. Pequeño poblado con una antigua
ermita, a un kilómetro de Genicera. Hasta hace poco se veían perfectamente sus derruidos muros. La imagen de San Esteban se perdió durante la guerra. U n cáliz muy valioso fue a parar a Oviedo, y el campanil de la ermita estuvo en la iglesia parroquial hasta hace muy pocos años, en que el último sacerdote se lo llevó a paradero desconocido.
-Una perfecta organización comunal, Unas
tradiciones antiquísimas y un rico folklore popular se han ido deteriorando con el tiempo y la despoblación. La escuela se cerró en 1977 y la iglesia quedó sin sacerdote en 1983.
-Hay que mencionar la inmemorial
tradición de “La Diana del Día del Cristo”. A estas alturas del siglo XXI, es posible que no queden en todo el país una celebración tan entrañable, desenfada y onírica como esta Diana, que involucra a todos los vecinos del pueblo, sus acompañantes y ocasionales curiosos, para pasar casa por casa tomando una “parva”, bien sea de mazapán, pastas, morcillas, o cualquier otra ocurrencia culinaria, acompañadas de un buen trago. En La Diana puede uno encontrarse desde simpáticos beodos que se caen desde los tapiales, a sesudos catedráticos,
militares incapaces de marcar el paso y obispos que te bendicen y absuelven de pecados cometidos o por cometer.
Texto original de Ángel Fierro y Fulgencio Fernández.
FIERRO, Ángel y FERNÁNDEZ, Fulgencio. Memoria gráfica. León: Edilesa, D. L. 1997. P. 41-44. Arbolio ISBN 84-8012-178-5