Siempre haciendo el relocho. ¡Qué pelele!.
El insulto exige un mínimo conocimiento de las reglas gramaticales. Por contra, lo que se logra es convertir la sutileza en un rebuzno.
El insulto exige un mínimo conocimiento de las reglas gramaticales. Por contra, lo que se logra es convertir la sutileza en un rebuzno.