Grajal de Ribera y los
pueblos de
León tienen un encanto particular; puedes vivir allí toda tu vida, porque no hay ruidos, ni contaminación ni demasiadas personas y puedes dedicarte a lo tuyo; el
arte, la literatura, el
jardín, la
historia, cultivar la holganza sin vecinos curiosos, disfrutar de tus días o bien, hacer como Fidenciano que pasa sus
veranos allí con
amigos y familiares y luego regresa a la gran ciudad. He visto que viven bien, muy bien, tienen
carreteras, servicios de salud, comunicaciones,
... (ver texto completo)