En la comarca de Omaña, en su centro geográfico y a orillas del río que le da nombre (Omaña). En el Km. 51 de la carretera comarcal León-Caboalles. Tiene dos barrios, uno a lo largo de la carretera y el otro por el valle arriba, a la entrada del pueblo.

Pertenece al municipio de Riello.
Su nombre procede del latín "VISA TECTA", bautizada así por los romanos, pués se la encontraron ubicada, cómo castro, en un cerro que todavía se puede observar al empezar la "Cuesta del Pajarón", a mano derecha. VISA TECTA (Guisatecha) que significa lugar elevado desde el que se contempla una gran superficie. Fuentes bibliográficas:"El significado de los pueblos de León",1992, de Francisco Javier García Martinez.

Iglesia de Santa Marina, de tipología popular. Situada en un alto, a la derecha de la cuesta que baja el "Pajarón". En principio, según me contaron mis antepasados, fue sólo la espadaña del campanario, reconstruido (no muy bien) hace poco. Estos campanarios, situados en lugares estratégicos, servían como medio de comunicación con los pueblos colindantes, en el caso de emergencia, por ejemplo el fuego tan temido. La iglesia fue construida pegada al campanario y con posterioridad el cementerio detrás de la iglesia. Con la fechas siempre se hacen cábalas, al igual que con las leyendas de la imagen de la Virgen que se dice apareció en el río, pozo de Santa Marina, en el paraje denominado La Muraceda. La estructura es sencila, con vigas y techo de tabla, es una pequeña nave sin bóveda ni crucero.
Monumentos enterrados son los CASTROS PRE-ROMANOS. Existen dos localizados y bien delimitados, pero salvo los del pueblo y no todos, han escarbado en ellos, por cierto sin permiso, porque cuando se solicitó la Administración de los años 1960/70 lo denegó, el que parece de más transcendecia es el que se encuentra frente a la curva de "la murueca", a la salida del pueblo.

Santa Marina, el 18 de Julio. Antiguamente se celebraba el Corpus.
Salvador, el de Villanueva, hacía vibrar a su acordeón con tanto entusiasmo y maestría, que más que tocarla, la hacía hablar, especialmente aquella canción, pedida siempre por las mozas,"Río de Luna", que real y verdaderamente sonaba para enamorar.

Hace décadas eran muy importantes los Carnavales, la Navidad y el Año Nuevo, en torno a los cuales existían numerosas tradiciones, muchas de ellas de origen ancestral, como el canto de tres ramos en la misa de gallo en Nochebuena o los grupos de chavales que en carnaval pedían por los pueblos vecinos. También en Carnaval se celebraban bailes en los que participaban tanto mozos como casados, en los que las tocadoras de pandereta que tenía Guisatecha (las mejores de Omaña junto a las de Rosales), que desgranaban bailes chanos, jotas y careadas. De insigne recuerdo y fallecida en diciembre de 2011 Esther García Bardón, posiblemente la mejor.
A la burra de Restituto le faltaba una oreja porque se la había comido un lobo. Parece ser que fue cierto. Mis padres fueron testigos del hecho, acaecido en una noche de invierno, mientras el animal estaba atado y se celebraba una juerga en casa de su dueño. Al salir alguien, se encontró con el lamentable espectáculo del hambriento depredador sobre su presa, sangrando abundantemente por la cabeza y sin su miembro auditivo. Es increíble, pero la realidad supera a la ficción. Era una pollina muy hermosa, graciosa e inteligente y solamente le faltaba hablar. Su prestancia, majestuosidad, docilidad, trote garboso y rebuzno sutil, delicado y melodioso, la hicieron famosa en todo el contorno.

Otra costumbre era la de los filanderos y el calechos, los últimos en los que participaron personas de toda Omaña, se celebraron en casa de Benedicta Suárez García, fallecida con 101 años en el año 2005. Ya era tradición esta casa, pues su padre Manuel Suárez tenía la Cantina ya en el siglo XIX. También a principios de siglo se hacían filandones y calechos en el "cuartón" de la casa de Petra Bardón la madre de la citada Esther, a su venida de Buenos Aires (Argentina) pero esa costumbre se perdió al fallecer su esposo Emilio tempranamente, en la navidad del año 1945.
De aquí era natural Pepe "El Porto" (José María Martinez Rabanal), el mejor pescador de truchas de todos los tiempos, persona que llamaba la atención por su bondad, humildad, alegría e ingenio inigualables. El apodo de "El Porto", obedecía a que su padre era portugués y trabajando en la carretera, conoció a la sra Luzdivina, madre de nuestro querido y recordado, doctor de la caña, y de quién heredó la citada habilidad.
Me fascinaba, de niño, ver trabajar la madera a Francisco. De cualquier palo ó tronco deforme y contrahecho hacía magistrales obras de arte. Sus manos, cargadas de talento, sensibilidad y asombrosamente hábiles daban a lo inerte auténtica vida, esplendor y belleza que rayaba en la genialidad y que me hacían inmensamente feliz.
"La Cuesta del Pajarón" es muy empinada y sinuosa pero merece la pena subirla en bicicleta, por el placer de bajarla. Tavines el de Socorro, nos cuenta en su coplilla lo siguiente:"En bicicleta subí la Cuesta del Pajarón! ay madre que sofocón!, y al bajarla yo sentí, tal placer dentro de mí, que los frenos yo rompí, y no paré hasta Omañón, donde un burro garañón, que pasaba por allí, me tomó por hembra en celo, y a mis espaldas subió, deteniéndo la mi marcha, a la fuerza y sin razón, perdiendo diez de mis dientes y un trozo del esternón y buscando la nariz, nunca jamás se encontró, teniendo que estar ahora con una de remendón, con la que yo no detecto ni bueno ni mal olor".

La historia de estos pueblos, como todas las que no poseen documentaciones escritas, no puede ser muy fiable. Lo que aquí se escribe es transmisión oral que se remonta al siglo XVII y XVIII. Fue un asentamiento de ganadería de subsistencia, en la época PRE-ROMANA que fue creando el núcleo de población en torno a los CASTROS existentes. Mediante la preparación de pastos lindantes con el río Omaña, y la roturación (difícil) de tierras centenales, y algunos terrenos de aluvión que se cultivaron como huertos, fue creciendo el pueblo. El Castillo de Omaña (de Benar), fue siempre un barrio de Guisatecha, hasta que en siglo XX se hacen las nuevas lindes, quedando para Guisatecha las tierras que quedan en la margen izquierda del Río Santibáñez y el resto pertenece a Santibáñez de Arienza.
Según datos recogidos, bastante fiables, aunque siempre de transmisión oral, parece ser que también las tropas de Napoleón pasaron por allí, pues esta es la afirmación que en su día dejó escrita el Padre Publio Bardón, en sus investigaciones sobre el origen de su apellido, que él asocia al Bordiu francés.
Posiblemente la documentación escrita existente, a raíz de la ordenación de tierras realizada por el Marqués de la ensenada, difícil de localizar, fuera hecha por UN ESCRIBANO DE LOS CONDES DE LUNA (Juan Calvo) que allí vivió y a quién "Los Quiñones" vendieron El Castillo de Benar. Vivía en una casa que se encuentra en el camino de La Omañuela y hoy perteneciente a los descendientes de Inés y Fernando (el que fuera cartero).
Vaya desde aquí mi más ferviente, efusivo y cariñoso homenaje a la Sra Agustina (hija de este pueblo) que tenía una estupenda pensión en Madrid, en la Plaza de Santa Bárbara y que tanto ayudó, cobijó y orientó a todos los omañeses que por primera vez acudían a la capital de España e incluso a los de León, cómo el Dr. Eyguiagaray y otros que se hospedaron en su casa para estudiar la carrera y la recuerdan con muchísismo afecto por su trato maternal, hogareño, acogedor e inmejorable.

Cuenta con uno de los mejores cotos de pesca: en el puente de Guisatecha comienza el coto de pesca El Castillo, que llega hasta las inmediaciones de Aguasmestas.
Las truchas de este río son las mejores del mundo.