Qué hermosa
foto, es casi un recuerdo de lo que fueron los varcillares en los Oteros, Gusendos,
san Justo que casi podiamos cortar un racimo desde la
ventana de la cocina, pues apenas salias estaban los varcillares pegando. A ver si podemos conservar alguno, tal cual, así a ras de suelo, ahora están todos emparrados y parecen otra cosa, casi no te acostumbras, abrazábamos la cepa y recogíamos el
fruto que nos ofrecía para elaborar el rico vino del prieto picudo de nuestra tierra. Vivan los Oteros,
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